jueves, 26 de junio de 2008

Primera confesión

Lo dicen los filósofos más listos:

es puerta de saber conocimiento

de los propios afectos desafectos,

díscolas mariposas afiladas

que danzan con compás de punta hueca

sobre la masa gris y masa roja,

reblandeciendo a coces las crudezas.

El velo del pasado o vida fácil

se rasga fulminado por el rayo,

sólo quien sabe cosas, se conoce,

busca desnudo abyecto la nobleza.

Aun con vestido harapiento de andrajos

el saber tiene lugar que ocupar

de certidumbre gris metros cuadrados

(sin superficie tridimensional)

que iluminan, ilustran los senderos.

Soy amigo de Sócrates cicútico,

partera de mi vida intelectual,

más de verdad amigo de verdad.

Dos cosas en la vida común nuestra

perecen en la tinta del olvido

mas truenan en mi mente irrenunciables,

te escribo la primera delicado:

Si de cama no pude ni podías

aplicar el saber del "savoir faire",

perdona por mi parte, que soy hombre

y mi hombría, además, es no mentir;

quizás fuiste mi madre, no mujer;

quizás no supe ser lo que querías;

yo hice cuánto pude, amor rabioso,

voluntarioso músico inocente

ninguna vez oí de tu instrumento

los acordes felices y rendidos

y yo tocaba teclas afinadas

largo preliminar, reto bucal,

pero no pude ver tu guitarreo

de curva estremecida y resonante.

El peso de quehaceres cotidianos

pesaba más que el peso de mi cuerpo,

todos tus quepensares acallaban

los dedos y las voces, mermelada

sonora como el bote de cristal.

Mil segundos no daban y no dan

ninguna segunda oportunidad.

Lavaba con mano triste mi honor,

tú buscabas reposo para piernas

que nacieron cansadas del amor.

Yo vine a ti sediento de caricias,

dispuesto a derramarme en cien sudores,

ansioso de aprender entre tus muslos,

duro como manzana de árbol verde,

repetidor gustoso todo el curso.

Pero fui poco a poco como el yeso

resquebrajado siempre por tu mallo

de niña inapetente inexpresiva;

lo que antes era armado y cementero

se fue volviendo blando y arcilloso,

manzana carcomida por gusanos

perdida para el futuo del futuro.

Desde el dolor distante pido sólo

que algún zen sexual sí te despierte,

aunque no sea yo, mal que me pese.

Ahora soy ecce homo sexual

después del via crucis contigo hembra

y sigo heterodoxo en lo del sexo.

Imagina qué heridas como hombre

arrastro desde entonces, cuántos miedos,

yo no soy expectante un agujero

cuyo máximo mérito contrae

virtudes femeniles del canal;

yo debí ser activo de arma blanca,

decirte con firmeza lo sé todo,

si incluso por grandeza y humildad,

te dije visitemos a doctores

en busca de consejo y solución.

Colgaré de otros brazos curvilíneos,

recodaré a las buenas lo sabido,

los besos, los deseos, el buen sexo.

© by I.M.C.

No hay comentarios: