domingo, 13 de diciembre de 2009

Carnaval


No sabía que me iría,
pero yo se lo decía,
ya se lo decía yo.
Siempre le daba la risa:
"son tus cosas, son manías".
Pero aquella noche, triste,
pero, triste, aquella noche
no recuerdo si rocé
la alegría entre sus piernas,
pan negro de comedor,
pan rojo de dormilón,
sólo sé que desperté
para dejar un autógrafo,
una nota de difuntos,
o suicidio para dos,
en el que yo me salvaba
de nuestra aniquilación.
La madrugada conduje
hasta arribar a la puerta
del puerto de un nuevo amor.
Desde entonces siempre esucho,
la que creo mi canción:
By the time I got to Phoenix,
desgarrado el corazón.
Ya le dije que lo haría,
cuando el veneno surtía
efectos de adiós, adiós.
Mientras la quise decía:
¿qué por ella no haría yo?
A la mañana siguiente,
¡cuántas veces me llamó!
pero no comunicaba
ni yo era contestador.
Por la noche dormirá
y al oído del vacío
no podrá escuchar mi voz,
y al oído del vacío
querra susurrarme y ¡no!.
Después gritará mi nombre,
entenderá que su hombre,
extranjero se extrañó,
dando avisos por doquier,
desgarrado el corazón.

© by I.M.C.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Tiradas en verso anisometría

Soñar con volar las penas,
que salten hechas añicos,
en bombazo de placeres,
de quereres y sabores,
tiene la angostura añeja,
bebida por mil hermanos.
La vida no tiene música,
mas ruido que no perfora
los tímpanos o los témpanos
de quien helado no escucha.
Los cascos que llevas puestos
protegen, santa persona,
el virgo de tus orejas.
¡Qué bonitas las palabras,
cuando salen de la boca,
y escapan, en su nacer,
balas de saliva tonta.
¡Qué bonitas las palabras,
cuyo río punteado,
salta, como vieja pulga,
salta, jadea y me toca!
Por las palabras yo muero,
por las palabras yo vuelo,
y les retuerzo el pescuezo
hasta que dicen, un poco,
aquello que decir toca.
Pero dentro está la presa,
cuyas aguas se desbocan,
como un animal feroz,
que tuviera un ansia loca.
En el vuelo del poeta,
artesano o bien esteta,
se otean mares lejanos,
horizontes que se alejan,
mares de salobre yerta,
que no colma aquella sed
tan antigua como cierta.
Remóra remordimiento,
parásito traicionero,
que carcome los adentros,
pasa factura al que escribe,
cada vez que pierde el tiempo.
Emprender vuelos suicidas
y sacrificarse en línea
es un precio no menor
porque en ello va la vida:
se pierden en papel ratos y orgasmos,
se pierden charlas hueras, chistes vanos,
los besos a destiempo, los abrazos,
se pierden, además, muy otras líneas,
que otros ojos y manos compusieron.
Entre el papel sumiso del actor,
agente involutario de la escena,
y el papel del tabaco americano,
el mejor escritor quema sus obras,
aborto del infecto opus perfectum,
como bien saben Broch, Virgilio y Kafka.
En época de epoché,
la de un ahorcado suspense,
un cuelgue que inmoviliza,
parece mejor opción
soñar de día y despierto
con sobrevolar las peñas,
sin querer saltar de ellas,
para rellenar con trino
las noches y atercederes
de quien, pese a los horrores,
quiere besar con el pico.
La vocación del poeta,
la llamada del futuro,
sin la sapiencia del búho,
ni el saber de la lechuza,
es como un grito en cielo
puesto por correo ajeno
pero que a Dios nunca llega.
El loco sin remedio coquetea
en los lindes de muerte y de nostalgia,
con los sueños más nobles del amor,
pesadillas obscenas, vida abyecta;
se acerca a las esquinas, putas letras,
desdobla los sentidos, los golpea,
porque quiere saltar de noche verjas,
oír del policía los silbidos,
o recorrer ebrio y ciego,
con la terneza de un niño,
los vedados paraísos,
empujado por un verbo,
que sin ser verbo divino,
serpentín revoltea
a la espera esperanzada
de nuevas hijas de Eva.

© by I.M.C.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Todavía es todavía

Todavía una mañana,
puedo llorar de alegría.
Todavía.
Mientras nos dure el camino
tanto duro como la vida.
Siempre podremos decir
todavía es toda vía.
Para el amor siempre hay tiempo
de perder los mil momentos
que el amor se llevará.
Los sueños que no me diste
otras sí me los darán
y la muerte será dulce
de caramelo de flan.
Dame un beso, todavía
y muramos en la sábanas,
dobleces de soledad,
gritando en orgasmo ciego:
¡que viva la vida viva!
Todavía es todavía.

© by I.M.C.