martes, 14 de diciembre de 2010

Recordando Barcelona: volver sin la frente marchita

Nada importan el frío
o la sombra apropiada
que sin sol se proyectan
en días sin luz ni dios,
donde impera gris nieve.
Tampoco importa que el agua
salga con gotas contadas,
o que no haya discotecas.
El problema es descubrir
que en esta tierra no existe
la alegría de vivir
y que quedarse es perder
las ansias de ser feliz.
No compran todos los euros
un corazón saltarín,
ni compran más tiempo, muerto,
las manos abrazaderas,
las manos abrazadoras,
ni compran, maldita sea,
reposos de cafetera
futuros sin sonreír.
Prefiero ser menos rico
y gritar, en una plaza,
sin que se abran las ventanas,
y salir, sobre la una,
sabedor, toda la noche,
de que la tarima es mía.
Prefiero poder llamar,
sin teléfono ni skype,
dar una voz y ya está:
se presentan los amigos,
los que tocan, los que sienten,
los que sonríen, se pierden,
los que se encuentran y vuelven.

© by I.M.C.

martes, 30 de noviembre de 2010

De brevitate uitae (Carlos Berlanga)

Un soplo de amor fugaz,
un hacer de luz, un haz,
un destello en noche oscura,
el alma de un don (san) Juan.
Fue tu destino morir
apurando en el intento
las heces del vino negro,
zumo de entraña podrida,
apurado en el intento
por el ansia de lo eterno.
Cada sorbo te llevaba
más cerca de lo inefable,
y más lejos de la vida
que rozaste con lo dedos,
que aferrabas con las manos.
Tus embates conducían
a depósitos galácticos
que en placer se diseminan.
En cada cuerpo buscaste
la belleza de las mentes
expresada entre las carnes.
Si da lo mismo no da
dando o dejándose dar:
cada entrega es un regalo;
cada regalo, lo más.
Viviste de lleno el siglo,
alcanzaste su mitad.
Más vale un gemido intenso
que un estertor sin final.

© by I.M.C.

sábado, 23 de octubre de 2010

Vacío

.
















































































































































(Y yo en medio, y yo en medio)

































.








© by I.M.C.

rememoratio oblivionis

Las gotas de la clepsidra,
segunderas, se deslizan;
en la frente, toboganes
curvas, arrugas, estrías.
en la frente, encanecida,
el hollín de la ceniza.
Nada queda del esplendor caliente,
que alumbró, de golpe, las regiones
del otrora imperial mundo divino:
henchido de una luz, sin par, sin cese,
supo escribir del gozo los renglones.
Todo se marchitó en recuerdo-olvido.
Desde entonces protesta el vil demiurgo,
prostático, protésico, quirúrgico,
al ser presa rendida de ansia lenta,
como la del que goza orgasmo ajeno,
pues quiere repetir hitos perfectos,
pero infinitamente falta tiempo.
En su cedazo secreto,
aparato de criba fementida,
mezcla de razón y ensueño,
el escombro del pasado,
la chatarra de los días,
las heces sin vino viejo,
el orín a contraviento
se convierten, por el filtro,
en piedra filosofal
en alquímico metal
en crístico merendar
(bocadillo de maná),
en oro de buen quilate.
El corazón enloquece,
cuando empieza a bombear,
si algún día lo pensase,
decidiría parar.
El corazón se construye
una atalaya al antaño,
un torreón contra muerte,
un lugar donde la vida
aún se sentía fuerte.
Hecho de niebla y mentira,
de lo que no pudo ser,
de lo que quisiste fuera,
el recuerdo te consuela.

© by I.M.C.


domingo, 22 de agosto de 2010

La luz del norte

La luz del norte, que lleva
hacia rocío, calima,
tiene la ventaja, sana,
de ser faro en la deriva.
La luz del norte ilumnia
los chaflaones, las esquinas,
los senderos andariegos,
los rincones para besos.
La luz del norte, que siento,
susurra, con soplo fresco,
obviedades o secretos,
noticias, hechos, rumores.
La luz del norte, sin soles,
madruga por la mañana,
mas se acuesta a hora temprana
en un lecho de nostalgia.
La luz del norte, te falta,
como sobra la añoranza
que sientes por la mirada,
que sientes por la fragancia.
La luz del norte se sacia,
al hendir sablazo lúcido,
sajador de sueños pútridos,
en los ojos y persianas.

¿Dónde estás, oh luz del norte?
¿Dónde estás, dulce mirada?
¿Dónde estáis, soles, fragancias?

Muertos en la oscuridad,
vivos en nuevo mañana.

© by I.M.C.

Pater noster


No importan las fechorías,

ni la lejanía inmunda,

ni los alambres de espino,

de desamor y de olvido,

ni las cicatrices viejas,

ni las heriditas nuevas,

nada importa en el instante,

en que soñamos, pequeños,

un mundo virgen, distinto,

de ficción autenticada,

de autenticidad fingida.

Entonces cobra sentido,

lo ganado en lo perdido,

y podemos olvidar

lo dejado en el camino,

y podemos olvidar

la puta caja de pino.

Descubrimos continentes

de contenido distinto,

con sus golfos y sus cabos,

con sus curvas, con sus grutas,

con el agua que penetre,

oleadas que refrescan

la blancura de salobre.

Si bien el tiempo no para,

que no lo detienen, nunca,

las instancias alemanas,

el descuido bananero,

la magia de abracadabra,

los segundos que así pasan,

tienen sabor distinguido

cóctel de agraz y cariño.

En ese mundo soñado

copula cielo con tierra

y al aguzar el oído

se oye un jadeo divino,

música de las estrellas.

Los seres nacen de amor,

en santa lubricidad

sin pecado concebidos,

Besos son pan cotidiano,

si bien Dios no interviene

en su pasional dación.

Cierro los ojos y veo,

el altar de mis anhelos,

Veo los ojos y cierro

en abrazo lo que quiero.


© by I.M.C.

viernes, 20 de agosto de 2010

Estival frío teutónico

Sobre el silencio reina un reloj nuevo,
que marca los segundos, lo primero,
luego van los minutos, horas muertas,
entonces te despiertas, con nocturna
curiosidad de zombie que transita
por las horas del sueño sin ensueño,
preguntando: "¿por qué?, o bien, "¿cui bono?".
No sabes responder a ciencia muerta,
ni puedes aportar vivencia cierta.
Hoy sigues, por cojones, coleando
y vivito de profe en tierra extraña,
donde el vulgo programa sus afectos,
donde el culto desprecia las entrañas,
donde el calor se paga, radiador,
donde verano nombra lluvia tibia,
donde pasión parece desafuero.
Cierra los ojos, siente, vive, corre,
no perfore tu piel esa amargura
poco sublime, necia, sin altura.
Sigue buscando puertos, curvas, dunas,
recodos de dulzura, sabrosuras.
Morirás, a fe mía, pero vivo.

© by I.M.C.

Ars bibendi

Entre borrachos perdidos
tartamudos, como niños,
se escuchan tristes verdades,
verdaderos desafíos.
Los hombres que tienen frío
se calientan con el vino,
que por dentro rectifica
del corazón el olvido.
"¡Alcoholismo, alcoholismo!",
dicen psiquiatras y médicos;
otros, más mediterráneos:
"gotitas de esa alegría,
que chorrea dando alivio,
bota, barril, porrón, grifo.
Con el vino, no hay racismo,
blanco, negro, claro, tinto.
La calidez añorada
se concreta en un vasito;
el fuego de la ficción,
algunos rayos de sol,
el abrazo del amigo,
recuerdo en nuevo sino,
se destilan en el líquido
que transforma los aullidos
en risotadas y gritos.

© by I.M.C.

martes, 15 de junio de 2010

Otras veces otras Voces

Uno se va a la tierra teutona

A buscar el orden y la serenidad

Son más de 30 años renegando de lo que tiene

Y espera descubrir que paz se escribe en alemán

Coge la maleta llena de ilusión, la lanza lejos

Se va con el corazón herido y abre las puertas

A la necesidad de quererlo recuperar

Hasta ahora han sido tiritas, remiendos de usar y tirar

La lengua le daba todo, pero ahora quiere experimentar

No le vale con construir paraísos en torres de Babel

Quiere hacer garabatos, manchar el papel

Echa de menos lo que ha dejado atrás

Busca reafirmarse en un ambiente ideal

Nada, baila y come sin descansar

Tal vez su secreto es no mirar el final

Enseña idiomas, maestro del ahora te vas a enterar

Se empapa de filosofía, pero a partir de ya también se quiere mojar

Amigo, emprende el camino y no voltees más

Lo que te llegue te lo vas a zampar

Si luego las cosas se tuercen

Tendrás un hombro en el que rechistar

Si la vida te sonríe, pues a brindar con champán

Y si a veces te escuece, haz estiramientos

Intentando no golpear, ni dañar eso tan preciso

Que los tontos llaman amistad.

By David Curro Lleidatà

domingo, 16 de mayo de 2010

Strangers in the dark corners


Somos dos extranjeros que se ignoran,
dos presas del sendero por andar,
dos líneas del destino que se escriben,
dos átomos de carne, sed y tiempo.
Caminamos perdidos por las junglas
hechas de falsa risa, miedo, rabia,
dolor, silencio, muerte, soledad,
mas miramos, sinceros, soles nuevos,
permitimos que el polen acaricie
la piel con alegría sin alergia,
la brisa matutina nos abraza,
nos besa de soslayo, nos acuna.
Al ver en el espejo la cara familiar,
las arrugas, las manchas, los defectos,
pensamos: "son caminos de ternura,
autopistas de besos y temblor.
Mezclamos sombra propia y colorín.
Tu ojos serán faro, luz, relámpago,
para este navegante solitario.
Mis brazos serán muelle, desembarco,
para espuma de mar, de risa a llanto.
Somos dos, somos dos, extranjerísimos.
Pero algún día, dicen, fundaremos
un hogar que vivir con menos duelo,
un cielito, en la tierra, pero cielo.

© by I.M.C.

martes, 27 de abril de 2010

Cada noche Última Cena


Contigo las noches
nunca se hacen largas,
ni frías, ni tontas.
Porque tú preparas
cuanto necesito.
Porque yo cocino
cuanto deseabas.
Menú cada noche,
que no se desgasta
con rutina diaria.
Entrante: palabras;
sueños: ensalada;
vaso de saliva;
licor de sudor;
música: tu voz;
luz: mis ojos grandes;
perfume: tu aliento;
lugar: nuestra cama.
Ponme de primero
cuello con espalda,
mordisquito en dedos,
o los pies con baba.
De segundo tienes
lengua de paseo
por tu cuerpo entero,
besitos pequeños
y labios cubanos;
para el picoteo:
costillas, cosquillas,
sonrisa y jadeo.
De postre no más:
dormir abrazados.
Buena cocinera,
cocinero bueno,
me sientes cenando,
cenando te siento;
Cocinera buena,
yo buen cocinero,
me cenas sintiendo,
sintiendo te ceno.


© by I.M.C.

Pasatiempo de Benedetti


Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía

luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era océano
la muerte solamente
una palabra

ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros

ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.

© by Mario Benedetti (RIP)

sábado, 17 de abril de 2010

If you think you're lonely now


Espera hasta mañana
y sabrás lo que es bueno:
nadie tocará tu espalda,
ni escuchará tu voz trueno
quejarse de la jornada.
Espera hasta la noche
y sabrás cómo duele
no mirar a los ojos
de alguien que bien te quiere
(de alguien que bien te quiso).
Espera sólo un poco
y añorarás mis brazos,
de dulce fortaleza;
cuando hizo frío fuera,
siempre te sostuvieron.
Tú, que me reprochaste
cuanto no tengo o sobra,
cuanto comprar no pude,
las demasiadas caricias,
o la poca seriedad.
Espera hasta mañana
y me recordarás:
con masajes de besos,
o con muerte por ti,
desde orgasmo a defensa.
Tú, que me reprochaste
no ser míster perfecto,
calvorota, bajito,
sin ojos a la par,
redondo como el pan.
Pero no olvides nunca,
el temblor de mi voz,
al pronunciar tu nombre,
el temblor de mis manos,
al describir tu cuerpo;
el vigor de mi abrazo,
cuando estuviste triste.
Si ahora crees que estás sola,
no tengas tanto miedo,
es posible seguir,
pero es mucho más triste.
Espera hasta mañana
otro milagro, nuevo;
yo me voy con mi sombra,
mi corazón de cuero,
y mi pasión de hierro.
Sí soy capaz de todo,
(ya te lo demostré),
porque, aunque tú no lo sepas,
te supe hacer feliz,
feliz, incluso a ti.
Puedo hacerlo otra vez,
mas con otra mujer.
Si te sientes conmigo
más sola que la una,
espera hasta mañana,
quédate con tu ombligo.

miércoles, 14 de abril de 2010

Treinta gracias


Abrazos de los amigos,
los besos de las amigas,
las ciudades que he vivido,
las personas que he ganado,
los amores que vendrán
o debían terminar;
la sonrisa en la mirada,
fortaleza en cuerpo y alma;
las carreras, los estudios,
los países, con Italia,
los países, Alemania;
la alegría, el optimismo,
la felicidad de ser,
enseñar el propio idioma,
escribir varios poemas,
donde se apaguen las penas;
nadar mil seiscientos metros,
soñar mundos, tocar caras;
pasearme con la lengua
por una espalda muy larga;
o dar besitos pequeños
en párpados y garganta;
sudar de placer con calma;
estar solo sin nostalgia;
volver a filosofía,
romper cadenas antiguas;
mirar las metas más altas
y desear alcanzarlas;
querer bien, con rectitud,
ser leal, sin vil engaño;
ser capaz de dar amor,
satisfecho al recibirlo,
poder perderme en honduras,
sin que falten las palabras,
y no sean inventadas.
Despertar cada mañana,
sin doler, sin insultar,
cantando canciones raras.
Por todo eso doy gracias,
treinta veces, y otras tantas.
© by I.M.C.

AUTORREGALO

Nunca he perdido las ganas.
Por más momentos que hubiera,
pese a todas las tristezas,
aquí sigo, de una pieza,
y con éste ya son treinta.
Treintañero, de experiencia,
las piernas ya no me tiemblan,
tampoco mi voz se quiebra.
Puedo mirar a los ojos
y no perder la cabeza
al contemplar la belleza,
y no perder la paciencia,
al tratar con algún mierda.
Tampoco he perdido el alma,
que, con mi cuerpo, está sana,
sin ser por completo santa.
Mi piel se ha vuelto más dura,
como una tela de piedra,
pero, a las caricias, tierna,
suave, de niño en su cuna;
como una tela de piedra
para las hostias que llegan.
Sigo bailando en la pista,
y subido a la tarima;
sigo leyendo poemas,
o tratados sobre mística.
Estoy tan lleno por dentro,
de vivencias, sentimientos,
de chistes y de esperpentos,
que por fuera se me nota
(o eso espero, o eso espero)
la mezlca sutil y densa
de fortaleza y contento,
de sonrisa y de nobleza,
en un cóctel que rebosa.
A la espera está Alemania,
todo el reconocimiento,
un camino jacobeo;
y todo el trigo en el pelo,
en los ojos, mar azul,
en los ojos, verde olivo,
que vayan del yo me mí
hasta el tú, te, ti, contigo.
Un señor que cumple treinta,
un cocinicas de veras,
un profesor en potencia,
un amante con espera,
un usted, un sirvergüenza.
¡El que todavía sueña!

© by I.M.C.

miércoles, 7 de abril de 2010

Verás, verás (Vedrai, vedrai by Luigi Tenco)


Cuando llego derrotado
por los alumnos sin alma,
después de las clase largas,
y mi ceño está fruncido,
y mi pecho, contristado,
tú me mimas como a un niño,
y me pasas por el pelo
tus dedos que son muy blandos,
púas de carne y ternura.
Yo te prometí mil mundos,
te los sigo prometiendo,
pero la vida que tienes
no es aquello que soñábamos,
pero la vida que tengo
no es aquello que soñábamos:
tú, princesa en tu palacio,
yo, príncipe enamorado.
Verás cómo llega el día
en que todo ha de cambiar,
quizás no sea mañana,
pero todo cambiará.
Preferiría, mejor,
saber que lloras, vencida,
y oír reproches dolidos,
culpas de desilusión,
y no verte, siempre, siempre,
más dulce que miel milflores,
mientras aceptas, de mí,
las cositas que te llegan.
La verdad, me desespera
el pensar en los dos juntos
para concluir que no puedo
darte cuanto debería.

© by I.M.C.

Pinceles enredados

Poema de M. S., A Ignacio

Panta Rhei

Sólo dejaste un vestido,
un diccionario de latín,
un recuerdo perdido.
Y un abrazo muerto
de frío, y un aroma
que se impregna
bajo el triste hastío
de versos que te nombran,
tal vez, porque
te fuiste fluyendo.
Tal vez porque
fuiste parte de un río,
una gota de agua,
un momento suspiro.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Desiderationes

No me importa lo que fuiste,
ni las esquinas oscuras,
donde abrazabas, a miles,
a hombres de pasión de tigre.
No me importa si una noche
el amor hecho blancura
te salpicó por la cara,
o penetró en tu garganta.
Yo también necesité
besos que no fueron besos,
manos que fueron las mías
recorriendo propia piel;
yo también tomé prestado
amor de saldo y barato.
¿Y para qué preguntar?
Si podemos levantar
un gran plural sin final,
un dual estereofónico
que apague la soledad.
¡Que suenen las letras suaves
y que queramos bailar
fundidos en una sombra,
en abrazo vertical!


© by I.M.C.

TUMBÁndonos dulcemente

¡Qué dulce es la ceguera,

qué ligera la venda!,

así nos contemplamos,

así nos contagiamos

la enfermedad vital.

Y te miro y me digo:

esto es gracia divina.

pero tú piel es vieja;

y grande es mi barriga.

Y me miras y dices:

esto es gracia divina.

Tus pechos ya tocan

el cielo con la punta,

mi punta no se empina,

sin milagro de viagra.

Y juntos nos miramos:

esto es gracia divina.

Bailamos con la muerte

la rumba de la tumba,

pero te miro, tonto,

y lloro de alegría.

Pero me miras, tonta,

(te encanta que sonría).

Nuestros hijos no están,

nuestros padres murieron,

mañana moriremos.

pero seguimos juntos

este largo paseo.

¡Qué grande es la familia!

Están hipertensión,

azúcar, reuma, tos,

prótesis de cadera,

y bypass coronario.

¡Y podemos con todos!,

a todos los cuidamos,

vivimos de momento(s).

Esto es gracia divina.


© by I.M.C.

Iacobus (Poetización II)

Lo peor no está en morirse
está en deber vivir solo,
sin lujos que Dios sí tiene:
omnipresente potencia
entretiene eternidades.
Lo peor es recorrer
el camino, piedra a piedra,
y que nadie ofrezca o venda
algo de saliva fresca;
si una noche en crudo invierno
lágrimas se vuelven copos,
porque el frío congeló
la marea de unos lloros,
callará Dios en su trono,
mientras hijos se revuelcan
con el suelo por pañuelo.
Lo peor no está en morirse,
ni en pudrirse allá en los cielos,
o quemarse en los infiernos,
lo peor es el silencio,
o las palabras con eco,
lo peor es ver el lienzo
sin poder pintar modelos.
Al andar esta jornada,
manda la justicia sana
que todos los caminantes
arrastren la misma carga:
la soledad infinita,
a la espera de aquel alma
cuyo amor, hermafrodita,
salva sueños, salva vidas.
En los recodos torcidos
aparecen florecillas.
¡Venga, camina, camina!
Encontrarás, de seguro,
rosa de pequeña espina,
agua fresca y cristalina,
toma cuanto necesitas,
pero deja lo que puedas,
a quien recorra la senda.

© by I.M.C.

UBI SUNT FUTURO (Poetización I)


¿Dónde están los hijos tuyos?

En el horno del futuro.

¿Dónde está la casa rica?

En país de maravillas

¿Dónde está el trabajo fijo?

En los brazos del destino.

¿Dónde está la moto nueva?

Nunca salió de la tienda.

¿Dónde están las vacaciones?

En los sueños de la noche.

¿Dónde está el coche de lujo?

Nunca conducirás uno.

¿Dónde está tu matrimonio?

En la soledad del vivo.

¿Dónde están, pues, tus amigos?

Casados, hijos; suicidios.

¿Dónde estás, responde, tú?

En el dulce declive juvenil,

a punto de surcar un mar inmenso,

medido por decenios, por decenios;

cruzando el rubicón de la treintena,

como un juguete de feria,

como una fiera soltera,

como un niño grande y solo,

como un abrazo a la nada,

como una joya preciosa

que se perdió en los rincones,

como una ganga muy buena,

o como basura muerta.


© by I.M.C.

domingo, 21 de febrero de 2010

Remembering when...

Se acabó lo que se daba,
y no hay nada que decir;
se acabó lo que te daba,
mas quisiste despedir;
se acabó lo que me dabas,
y yo me quise morir.
No me vale ver mi nombre,
labrado en mármol libresco,
rendición de cuentas tontas.
Ya no importa, ya da igual.
Ya lloré, como los otros,
que no soy excepcional,
triste mar de palangana,
henchido de vientos e ira,
furioso como huracán,
despreciado como can.
Yo que ya tenía el alma
bastante despedazada,
ya conozco de memoria
todas las canciones tristes:
me dejaron la mirada
más negra que de costrumbre,
de desencanto tiznada,
carbón sin dulzura reina.
Me digo, curiosamente:
"casi te mueres, amigo,
pero, joder, sigues vivo.
No bizquees por belleza,
elige con tiento y tino,
que para andar el camino,
calen cuerpo, cor y testa".

© by I.M.C.

PROGRESSIVE RIP


Yo vivo en una ausencia que me envuelve,
cual dosel de neblina o de tristeza,
como niño burbuja en dura cuna.
Nadie canta una nana por la noche,
suena el silencio hueco de la nada,
el polvo abofetea cara sana,
bailan las soledades en la sala.
Incluso el yo nacido de cesárea,
cesura de existencia sincopada,
grita sin solución disueltos aes,
adornados con hache en su final,
para ilustrar así propios pesares.
Vivo, pues, en ausencia descompuesta,
un papel de regalo no eligido,
envuelve mi presencia en este mundo.
Palabras del poeta suenan hueras,
quejidos literarios, pura estética.
Dice que nacimiento es promisorio,
de llevar vida buena, santa, noble.
Degusto mientras tanto rara muerte,
con andar hormiguero un sinvivir,
que sisa mansamente los minutos
al paso que soñamos futuribles
en ausencia envolvente, sempiterna.
Arrancado de cuajo al ser del Ser,
dejo la ontología en una esquina,
cortante como sable de barbero,
que no sabe elegir oreja o cuello.
Ya no me queda yo, ficción perversa,
ni vida que vivir, ni alma, gélida.
El No-Ser devoró lecho de ausencia.
Ahora ni estoy ni soy,




flujo de inexistencia.
Ni velo, ni envoltura, ni persona,
ni sujeto, ni verbo, ni sentencia,
ni elipisis tracionera, ni quehaceres,
ni pasiones, sólo aniquilamiento.
Los puntos supendidos del gramático
...
Sin eco un epitafio ni lectores
el silencio perpetuo de la muerte.

© by I.M.C.

De profudis clamaui ad Te

Apiádate, Señor,
de nuestro corazón,
que necesita amor,
que necesita amor.
Los besos de la madre,
las caricias del padre,
los abrazos de hermano;
de abuelas con paciencia
pellizcos en mofletes,
del abuelo gruñón,
buenos espaldarazos;
Apiádate, Señor,
de nuestro corazón,
que necesita amor,
que necesita a mor.
Del amigo, sonrisas,
apretones de manos,
jugarretas graciosas.
Del jefe, menos bronca.
De los padres políticos,
aceptación correcta.
Apiádate, Señor,
de nuestro corazón.
De la amante en la cama,
cuyas piernas se enroscan
a este cansado tronco,
con tentación dulcísima,
dulcísima condena,
gestos entrecortados,
cabalzagón perruna,
afecto deseante
esculpido en la carne;
de la amante en la vida,
compaña de fortuna,
bastón en la derrota,
bandera en la victoria,
dignidad en penuria,
humildad en ricura,
una mirada dulce,
un recuerdo común,
una vergüenza junta,
intimidad secreta.
Apiádate, Señor,
de nuestro corazón,
que necesita amor,
que necesita amor.
De Ti que siento, a veces,
tan lejos o tan cerca,
como existencia muerta,
como vida perpeuta,
una querencia tierna,
solicitud en vela.
Apiádate, Señor,
de nuestro corazón,
que necesita amor,
que necesita amor.

© by I.M.C.

sábado, 13 de febrero de 2010

Feliz cumpleaños para mí

Todavía soy un niño
pero mi piel ya se queja,
los músculos se entumecen,
las arrugas evidencian
que la espuma de los días,
después de champán, de fiesta,
surca el cuerpo con estrías.
Sancho Panza quijotesco,
en el sesgo de mis ojos
se adivina intención recta.
En ceniza, que alborea,
se entremezcla la inocencia,
de inmaculada pureza,
con clapas de caspa rancia,
pues la vida siempre afeita.
Todavía soy un niño,
un niño que cumple treinta (30),
¡tantos días de existencia!,
¡cuántos besos, cuántas hostias,
abrazos, risas, condenas!
La vida vale un riñón,
un riñón y lo que queda
para hacer cada mañana
un rito de amor y guerra,
para vencer, en paz sana,
soledades y tinieblas;
para escuchar más canciones
cantadas por almas negras
cuyo amor en cada nota
borbotea, borbotea;
para besar, sordo a ciegas,
un cuerpo con oquedades
y un corazón de luz plena.
Quiero llorar como siempre,
quiero reír, sin barreras,
que me griten los prudentes:
"Usted, el que no se aquieta,
inmaduro sin careta".

© by I.M.C.

domingo, 24 de enero de 2010

Lejanías cercanas

Yo estoy lejos de la vida
y espero que el aire fresco
robe la brisa podrida.
Miro en espejos añejos
los despojos de unos ojos
que al mirar no se reflejan.
Me da miedo penetrar
la soledad sin final
de un alma que no se acerca.
Sé tantas cosas que sé
que la muerte no es de broma
y que el amor jamás sobra.
Escribo en noches cansadas,
ojos de mirada oscura,
turbada por la pregunta
eterna del beso bomba.
No lloro más, nada vale
perder sales minerales
por lacrimal afligido.
Sólo espero carne tersa,
lienzo de blancura buena,
sólo espero, mujer tierna,
un carro de sueños quedos
para tocar, con mis dedos,
la cordura de tu pelo,
un carro de sueños quedos
que me lleven, sobre ruedas,
a recovecos secretos,
a secretos recovecos.
Yo te espero, yo te espero
pero el cuerpo queda viejo
y dura menos mi aliento,
se enacencen mis adentros,
se doblegan mis afueras
se aburre mi mente enferma
en espera que no cesa.
¿Dónde estás, hada, sirena?
Te veo en fotografías
blancas casas, altas peñas,
mares, calas, playas, piedras.
¿Dónde estás que no te veo?,
y cada vez que me vuelvo
me encuentro y pierdo en desierto
La paciencia se termina
también las ensoñaciones,
y el cincel que perfilaba
los pómulos de tu cara,
tu corazón de entereza,
conoce tan bien los puntos
que se aburre en la piquera.
No estoy triste, pues intuyo
que tontamente sabré
cómo encontrarte en la masa
que pasa pisando fuerte,
un oleaje que arrasa.
Te esperaré sin nostalgia,
al saber, en lo profundo,
que volveremos a casa.

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