El alba te despierta con sus dedos rosados,
te besa de soslayo cuerpo y piernas;
juegas con la pereza mañanera;
cierras, abres, abres, cierras los ojos,
tus persianas de carne, tus ventanas,
tus luceros, tus párpados, pestañas.
Tu cuerpo que se enciende, que se apaga.
Así despiertas tú cada mañana,
en el baile del sueño con la muerte,
cuando cada mañana cura y duele,
y la vida sonríe con sus lágrimas.
© by I.M.C.
jueves, 5 de junio de 2008
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