Pregunta a Baudelaire qué es el spleen,
y te dirá, tranquilo, taedium vitae,
creer matar el tiempo cuando es él
quien con cada segundo hiere y mata,
hasta alcanzar por fin el estertor.
Domingo más domingo cada día,
sin esperanza alguna al despertar,
las tardes sin helados, sin conguitos,
sin pipas, sin amigos, sin amigas.
El spleen, tedium vitae, la miseria
de espíritu, de mente, corazón:
el susurro de Dios que todo inunda
el susurro de muerte que se arrastra,
el grito doloroso del orgasmo,
que incluso cuando el sexo se hace tántrico,
y dura, dura, dura, duro, duro,
no alcanza más segundos ni es más largo.
Por huir de la mierda cotidiana,
por no pisar cagadas de persona,
anhelando verdades imposibles,
la gente se acurruca en drogas, sexo,
conocimiento, mística, palabras.
Así la vida cobra, al menos, un sentido,
así se siente, menos, el peso de la vida,
así se sienten, más, voces-consuelo,
el roce de otras pieles, de otras almas,
mientras en cada esquina acecha el tedio,
adelanto evidente de la muerte.
© by I.M.C.
y te dirá, tranquilo, taedium vitae,
creer matar el tiempo cuando es él
quien con cada segundo hiere y mata,
hasta alcanzar por fin el estertor.
Domingo más domingo cada día,
sin esperanza alguna al despertar,
las tardes sin helados, sin conguitos,
sin pipas, sin amigos, sin amigas.
El spleen, tedium vitae, la miseria
de espíritu, de mente, corazón:
el susurro de Dios que todo inunda
el susurro de muerte que se arrastra,
el grito doloroso del orgasmo,
que incluso cuando el sexo se hace tántrico,
y dura, dura, dura, duro, duro,
no alcanza más segundos ni es más largo.
Por huir de la mierda cotidiana,
por no pisar cagadas de persona,
anhelando verdades imposibles,
la gente se acurruca en drogas, sexo,
conocimiento, mística, palabras.
Así la vida cobra, al menos, un sentido,
así se siente, menos, el peso de la vida,
así se sienten, más, voces-consuelo,
el roce de otras pieles, de otras almas,
mientras en cada esquina acecha el tedio,
adelanto evidente de la muerte.
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