sábado, 14 de junio de 2008

Espejo de belleza


Espejo de belleza no eres nada,
cuando araño tu estaño,
la lámina más fina que refleja,
eres papel albal,
hoja barata,
que revela lisuras
quebradizas, arrugas.
La hermosura es un don,
la belleza del cuerpo,
regalo de tus padres,
de tus tíos, abuelos.
Largas generaciones
esculpieron tus curvas
gota a gota
en proyectos futuros.
Tu mérito radica
tan sólo en mantenerla,
como rica heredera
que conserva su herencia.
El curso legal de tu frescura,
de tu beldad magnética
de tu lunar figura
nada vale
si con él especulas.
Yo te traigo mi físico
de físico,
físico presocrático,
que no corre en gimnasio,
camina por la vida
sin brazos musculados,
con piernas peregrinas.
Pero no creas, diva,
que el poeta no vive,
porque si miro atrás
puedo decir a voces:
¡Conozco la belleza
palmo a palmo!
¡Conozco cuerpos jóvenes
de pura carne tierna,
de honestidad viciosa,
de virtud placentera!
Los humanos comunes
con almas especiales
descubrimos recónditos
de oscuras flores valles.
Y si la musa eleva
a la mujer de carne
ésta su cuerpo entrega,
y en su balanza pesa
más lo eterno absoluto
que cojeras, bizqueras,
calvicies y ansiedades.
Cuando el cuerpo declina,
cosa que pieles tersas
desconocen, olvidan,
tan sólo las palabras se comparten,
las miradas, los besos,
los achaques.
Por ello admonitorio
señalo desde lejos:
riega tu lozanía
con vinagre de de sesos,
así conservarás
sabor certero intenso.
Pero rica heredera,
no juegues solamente
con ser bella,
que la batalla es ciega
y el tiempo no perdona,
y si miras atrás,
jueza de tu inconciencia,
a siglos de distancia
llorarás tu miseria.

© by I.M.C.

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