viernes, 26 de septiembre de 2008

Yo me quería a amor ir

Me dejó el alma partida
sin moneda que insertar;
se acabó el juego, muchacho,
y yo me puse a llorar.
El corazón, destrozado;
las lágrimas, como un mar;
caminé, loco propósito,
en equilibrio sin red,
recorrí un hilo tan tenue
que apenas si distinguía
vida y muerte,
muerte y vida.
Incluso el aliento amigo
me pudo precipitar
Al abismo del abismo;
pudo la brisa más cálida
tambaleante balanza
arrancar como huracán.
Filósofo sobre el filo
perdí la sabiduría,
perdí todos mis amigos,
Ganando surcos heridos
en las plantas de los pies,
en el cuerpo del espíritu.
Cronos, sumo cauterio,
fue pasando en silencio:
una mirada fresca, una charla
desveló de repente
las potencias del cuerpo,
las potencias del alma,
aletargadas.
El corazón florece,
Suave murmullo nuevo
del torrente sanguíneo;
aroma delicado
de sentimientos vivos,
perfume de otra piel
que acariciando el cuerpo
el perdón del pasado
conquista sin esfuerzo
mientras colma, serena,
la necesidad mutua
de justicia, razón,
verdad, belleza y bien.
Se ennoblece el esclavo
y deja, libre, el yugo;
en león convertido,
comparte su saber
con un igual femíneo;
se perpetúan juntos
en fluidos espesos
y vapores etéreos
que guarda inagotable
una gota de amor.
Por eso, casi muerto,
deja obrar a tu amigo,
que el tiempo es curador
Y, creas o no en Dios,
la vida brinda siempre
otra oportunidad
de verdad, paz y amor.

© by I.M.C.

Vomitera poética V: Mi vacante en ti, bacante.

¿Dónde corres sin luz, sin rumbo fijo?
Que la noche es cerrada y pedregosa,
que el cielo es la capota más oscura,
y no hay manto de estrellas ni de luna.
¿Dónde corres, noctámbula, tan tarde?
Un furor te atenaza las entrañas,
un dolor te consume de tristeza.
Vagas ciega sin báculo ni lázaro,
tropiezas, te cansas, desesperas.
¡Qué noche más inmensa llevas dentro!
El carbón, la ceniza, el azabache.
No existe negritud como la tuya,
tus pies de porcelana hechos añicos,
tus manos arañadas y la cara,
¡Camina más despacio y mira al suelo!,
que guardas enemigos en tu seno,
y no hay ninguno fuera que te dañe.
¡ Conviértete en un canto que bien rueda
y lima con primor tus asperezas!
Pero busca cobijo en esta noche,
en tu noche vacante de bacante.

© by I.M.C.

Vomitera poética IV: Nemo y Lesbia

No existe nadie inmune a la belleza,
cuyos ojos no exploren cuerpos nuevos,
rostros, perfiles, torsos, siluetas:
la piel acanelada con sabor a café,
las pestañas tan largas, sin final,
derrama la mirada chocolate,
frescos gajos de carne, rojos labios,
los dientes, perlas blancas, collar vivo;
los brazos y las piernas, torneados;
esculpidos en suave, tierno mármol,
el pecho irrefutable, acariciante,
oquedades lozanas y jugosas
que tan sólo se brindan en la alcoba.
No existe nadie inmune a la belleza;
cuya boca no busque compartir
las salivas de besos y entrepierna;
El abrazo más íntimo, total,
encuentro penetrante de sudores;
el aire entremezclado, jadeante;
en un vaivén marítimo y gimiente.
tras el cuerpo perfecto, sin embargo,
tras ese culo prieto, caramelo,
bajo el secreto dulce, suspirado,
¿Puede morar un alma generosa,
una mente despierta, luminosa,
un corazón que vibra, prenda, crece,
un corazón que canta, ríe llora?
¿Alguien que se pregunte: “¿tú qué sientes?”,
Alguien que se pregunte: “¿tú qué piensas?”
Alguien que se pregunte: “¿tú qué quieres?”
Alguien que salga, en fin, del yo de siempre,
y quiera intercambiar tesoros propios?
O más bien hay debajo sólo piedra,
o más bien hay debajo fruta verde,
dispuesta a madurar con más dureza,
o más bien hay mentiras agradables,
Mantenidas en propio beneficio.
o tan sólo es un coro monocorde,
que va del yo al ego y así vuelve.
Aguarda, aguarda, aguarda, aguarda, aguarda,
Don nadie, conmovido por un cuerpo,
Don nadie solitario, girasol,
cegado, con certeza o falsamente,
por las intuiciones de almas nobles.
deja pasar el tiempo, no te rindas,
explora tu camino sin temor,
averigua, pregunta, mira, piensa.
si confirma o desmiente lo sabrás,
si la falsa esperanza te traiciona,
si llena de emoción, pasión y besos,
si amistad sólo quiere o todo amor,
si miel o hiel bajo su piel esconde.

© by I.M.C.

Vomitera poética III: Steppenwolf


Mendigo de amor te pido
migajas de besos,
limosna de afecto,
que el traje solitario queda grande
incluso al lobo viejo y estepario;
que el fuego junto al fuego mejor arde,
que dos gotas, juntas,
serán gota más grande.
Yo soy un alma hambrienta
de lo eterno:
consciente de la muerte,
no busco extensión ilimitada,
sino el calor más tierno
en un instante efímero y perpetuo;
La cópula serena
vivida en fuero interno,
donde (olvida la carne)
se funden los adentros,
donde se encarna el verbo
haciéndose silencio;
donde corren parejos
fluidos, amor, aliento.
A la puertas del templo más antiguo
está postrado
mi corazón sediento
de compartir su sangre,
de regalar su risa,
de evaporar el agua de su llanto
(lo demás, al salero).
© by I.M.C.

Vomitera poética II: Recuerdos perezosos

Eres el vago recuerdo
del amor más intenso
que he vivido.
Eres pasado precioso,
el ayer estelar,
inalcanzable.
El abrazo del oso
que calmaba mi pena.
Pretérito perfecto,
realidad acabada.
No será nunca más
hermana compasiva,
hacedora amorosa,
madre del hombre,
diosa del mundo.
Porque tu amor tan grande
se agostó para mí,
se agotó inacabable,
Y corre a derramarse
feliz, riente siempre,
En otros hombres, buenos,
listos, guapos y sanos.
Eso será el futuro,
y es el presente tuyo,
y es el pasado mío.
El amanecer nuevo
que yo no puedo ver.
Porque entre ayer y mañana
se aja lento el corazón
que recuerda, en el presente,
su felicidad dorada.

© by I.M.C.

Vomitera poética I: En realidad no estoy tan muerto


¿Para qué habláis de mí,
si ya estoy muerto?
Si sólo queda ya el eco de mis versos
Junto a mis huesos negros.
Carne de enciclopedia
Y de homenaje
De tesis doctoral
Y de debate.
¿Para qué habláis de mí,
si ya estoy muerto?
El placer del necrófago,
El gusto del necrófilo,
¿a dónde os acompañan
mis palabras caducas?
A los vicios más duros
De un corazón podrido.
Y pensáis que eso es ciencia
O crítica de letras.
Dejad que mis palabras
Se marchen con el viento
Como se fue mi alma.
¿Para qué habláis de mí,
si ya estoy muerto?
Yo no fui perdurable
Como es Dios
Ni completé, perfectos,
Monumentos de verbos
Eternos como el cielo
Más perennes que el bronce,
Más compactos que el hielo.
¿Para qué habláis de mí,
si ya estoy muerto?
© by I.M.C.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Del tener al ser... amor

El afán de posesión te mató,
lLa vida es contemplar y poco más;
no aferres lo que es viento, el agua fresca
que corre incoercible sin un molde.
Confórmate con ser, con estar cerca,
con bañarte en mareas agraciadas.
y no confundas nunca la caricia
con el yugo oneroso de la asfixia.
Confórmate, gozoso, con rozar
los cuerpos y las almas de extranjeros
puesto que el roce tierno o arañoso
es cuanto puedes esperar del otro,
no creas material tacto tan suave,
no crees material tacto tan lindo,
Y no dudes, jamás, (es buen consejo)
que nunca jamás nada tú tuviste,
que fue tu retener pura ilusión,
que la sola verdad su brisa fue,
un soplo tan liviano y penetrante
por donde el alma aliente y se alimenta.
No puedes pretender con vil anhelo
apresar el mar, abarcar el cielo;
deja correr la belleza que escapa,
que fluye a mares nuevos tan urgente,
y también tú recala libre, raudo,
en nuevos lechos, remansos de besos.
Teniendo sólo presente el presente,
porque la vida es un ser y un estar,
y quedarán tus actos, nada más.

© by I.M.C.

Quemando mis recuerdos (citando a Robe)

"¿Y qué le importa a nadie cómo está mi alma?
Más triste que el silencio, y mas sola que la luna.
¿Y qué importa ser poeta o ser basura?"

Ser poeta es un gran don,
Tener un alma que vibra
Al son de letras y vida,
Sentir de manera ciega,
Amar de manera eterna,
Pensar entre piruetas;
Afanarse en lo absoluto,
Remover siempre lo nuevo.
Pero también soy de carne,
Y no sólo pensamiento;
Yo me corro, cago, meo,
Como, duermo, ronco, pedo;
Porque no somos angélicos,
Los viejos hijos del limo,
Y a más del verbo divino,
Queremos conocer bíblico:
Amor, droga, risas, sexo.

© by I.M.C.



Triste decenio pasado; siempre entre Eros y Thanatos

Me muero por vivir,
pero no vivo;
me muero por sentir,
pero no siento;
me muero por amar,
pero no amo;
y en este morir,
me muero.

© by I.M.C.

Parto compartido III: Versos vivos

La ficción de la vida

empieza con la máscara,

las dramatis personae,

las personas del drama,

las personas del verbo.

Entereza comprada,

valentía postiza,

amor especular.

Traición, deslealtad.

El poeta prefiere

convertir en palabras

todo el dolor del alma.

Corazón, corazón,

de la fuente de sangre

borbotean palabras.


© by I.M.C.

Parto compartido II: As I say (lay) diyng

El lento sonsonete
De campanas de muerto
El ritmo mortecino
De pésames de entierro
La palabra cansada,
El verbo no ligero,
Las letras que se arrastran
Por mi boca de cieno,
Así es mi poesía,
Así la parí y quiero.
El lento caminar
De un mozo viejo,
El suave contoneo
De un cojo sin remedio.
El manantial ya seco
Que suave aún gotea.
La bombilla dudosa
Que baila intermitente.
La marcha del soldado
Que vuelve de la guerra.
Un corazón helado
Que late sin vibrar.
Unos ojos que miran
Con vacío penar.
Sonidos paroxítonos
Que rasgan el silencio
Rogando intimidad.
La negritud del alma,
Palidez moribunda,
Que busca ciegamente
Prístina claridad.
El susurro jadeante
El cálido estertor,
La voz indiferente.
Así es mi poesía,
Así la parí y quiero.


© by I.M.C.

Parto compartido I: Un mal día hecho de años

Yo también nací aquí, y permanezco

en la eterna habitación oscura,

aúllo, grito, gimo, desespero,

roto por dentro, malnacido.

Yo también camino, como Escribá,

pero en el otro sentido.

Autarquía afectiva, sin dolor, sin amor,

un parto lagrimoso y solitario.

Yo también quise, un día, ser amado,

admirado, querido, respetado.

no morir por mis hijos, vivir en ellos,

mirar y reflejarme en tu mirada;

que la vida, tan dura,

doliese un poco menos;

todo el amor del mundo

sería mi regalo;

todo el amor del mundo

esperaba de ti,

y en exclusiva.

Y cosas más prosaicas:

coche, casa y un perro.

Ahora no tengo nada,

ni padres, ni querencias

ni el saber del filósofo

que sabe que no sabe

ni el saber del filólogo

que confía en las letras,

ni el saber del teósofo

que habla con Dios y ríe,

ni el saber matemático

de dos y dos son cuatro.

Fuiste mi antídoto

contra el vacío.

Y, una vez, creí estar lleno,

de pura paz y amor.

Lleno de ti.

Yo tan maltratador, y tú te fuiste.

El vacío de mi vida,

que así es, será y fue,

no lo colmará ya ningún amor,

ni semen, ni saber, ni otras victorias,

Por eso, un muerto en vida, gris

como el más negro de los blancos,

viviré entre recuerdos polvorientos,

errando sin perdón ni brújula,

incapaz de ser o de hacer felicidad.

© by I.M.C.
"


[¿¡O¡?]






"

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Banquete de fuego

Convidaron dos amigos

a mi persona sin blanca

luz, de negritud ausente,

por tomar parte en banquete

platónico de menú,

en ágape parafílico

para degustar erótico

tablas de queso y postura

- que no vivimos de pan -;

cada compañero elige

carne viva que le escoge,

en lugar de vianda muerta

que obedece sin impulso;

la luna encadila a todos

con su luz de flourescente:

sin pecado original,

se entrefunden por parejas

los hijos de Eva y de Adán.

El fósforo encapsulado

batalla con fricción dura

entre la lija entreabierta,

hecha de terneza y blanco,

por roer placeres líquidos,

sin perder su apagamiento.

El control oxigenado

retiene inflamación lúcida;

tras raspaduras cansinas,

tras galopes de cerillas,

llega un chispazo secreto

que se cuela entre los ojos

mientras absorbe de golpe

todo el respiro del mundo.

Sacerdotes explosionan

sin quemar polvora propia,

guardan luz en su madera,

siguen frotando con calma;

la víveres bien mascados

multiplican su sabor,

alimentan cuerpo y alma;

Por mucho que el festín dure

horas, días, meses, años,

ninguno marcha contento,

saciado del alimento;

todos quieren repetir

hasta que tiemblen los miembros,

todos quieren siempre más,

y no importa vomitar.

Conozco gulas glotonas

que murieron indigestas

por no saber retener,

ni racionar las comidas.

© by I.M.C.

Códigos de barras amorosas


¿Cómo

podemos estar

tan faltos de

fe, confianza creyente, esperanzada

en un futuro mutuo, compartido,

formando de ambas manos nuestro cuenco

donde beber, vivir, creer, crear, reír, llorar?

pones fecha

de caducidad teórica

a la lata afectiva

que entregas de conservas amorosas

tras matar con asepsia toda duda,

inviertes cual mercante en valores seguros, pagaderos.

Yo

pienso en

tu carne roja,

en el baile cardíaco;

me olvido porque quiero celebrar

un contrato de eras sin más renta

que el alquiler perpetuo de certeros abrazos.

Nosotros

estamos, somos

negocio a medias,

traspaso transitorio de emociones,

trueque de obra y servicio,

sexo, caricias, verbos, consuelo, vicios rotos;

sabemos a años vista réditos, ganancias, intereses.

© by I.M.C.


martes, 23 de septiembre de 2008

Nosotros: la escisión sombría

Anoche te vi tan triste

que no quise ni tocar

tu piel ajena y distante,

ni mirar en el vacío

de tus ojos abismados

en un torrente de llanto

que te brotaba hacia dentro

en puchero de mal caldo.

Anoche no me dijiste

si te dolía la espalda,

si te pesaba la vida,

o si estabas indigesto;

anoche fue tu silencio

más duro que las palabras

que dices sobre la cama,

mascullando radiofónico.

Otras noches me llamabas

en pleno ataque de risa,

recordando planes nuevos,

proyectando tiempos viejos;

y tus ojos destilaban

agua de alegría sana,

limpia de malicias raras

sorda a las voces quebradas.

Esta noche no es así,

te domina la ansiedad

amordazada, rebelde;

reservas un monumento

de suspendidos carámbanos

hechos de frío sin prisa,

que penden sobre mi cuello

como guillotina gélida.

Cada noche que así llegas,

sólo me salva el deshielo

pero me muero por dentro,

por tu tormento de gota.

La mitad de las veladas

júbilo y fiesta me traes,

el resto del porcentaje

nos arrastras amarguras

por la calle del insomnio.

Eres tú, jamás podré

salvarte, recobrarte

para el mundo de los vivos;

tú vives al otro lado,

nos vemos en el lavabo,

o me sigues con el sol,

miras con retorcimiento,

me acompañas sin hablar;

me agotas con tu mutismo,

quiero agarrarte del cuello,

metiendo mano en estaño

y traerte del pescuezo

para que vivas conmigo

y digas con sacacorchos

lo que callas desde niño.


© by I.M.C.

VOLDRIA FER UNA CANÇÓ /QUERRÍA HACER UNA CANCIÓN

Voldria fer una cançó / Querría hacer una canción

per retrobar la innocència / para reencontrar la inocencia

i engegar tanta ciència /y mandar tanta ciencia

de paper al drapaire /de papel al trapero

si em vol fer el favor / si me quiere hacer el favor

Arraconar les lliçons / Arrinconar las lecciones

que m'ha ensenyat l'experiència / que me ha enseñado la experiencia

desembossar la consciència / desembozar la conciencia

i oblidar tants consells / y olvidar tantos consejos

plens de bona intenció / llenos de buena intención

Una cançó ben senzilla / una canción bien sencilla

sense tristor ni alegria / sin tristeza ni alegría

i que al cantar-la no fos / y que cantarla no fuese

més que un sospir en el vent / más que un suspiro en el viento

una mirada al ponent / una mirada al poniente

o un no res dins del cor / o nada dentro del corazón

Lála lalá lalála lalá...

Poder mirar netament / poder mirar limpiamente

el flamejar de banderes / cómo flamean las banderas

les més diverses dreceres / los más diversos atajos

amb els ulls d'un infant / con los ojos de un niño

lliure de pensament / libre de pensamiento

I arribar a viure el present / Y llegar a vivir el presente

com aquell qui res no espera / como aquel que nada espera

i sempre fos la primera / y siempre fuese la primera

llum del dia la que cada / luz del día la que

matí em sorprèn / cada mañana me sorprende

Una cançó fugissera / una canción huidiza

fragments de pols d'una estrella / fragmentos de polvo de una estrella

i que al cantar-la no fos / y que al cantarla no fuese

més que un sospir en el vent / más que un suspiro en el viento

una mirada al ponent / una mirada al poniente

o un no res dins del cor / o nada dentro del corazón

Lála lalá lalála lalá...

Absorbiré tal com són / Absorberé tal como son

si són d'alguna manera / si son de alguna manera

totes les coses del món / todas las cosas del mundo

i en faré una cançó / y haré una canción

per renéixer com la primavera / para renacer como la primavera

Lyrics & music by Jaume Sisa

Foc al cor



Era una vegada un poble mort,
de gent preocupada per no temptar la sort,
on tot anava molt a poc a poc.
Sempre que passava per l’arbre tort
em recordava que havia de ser fort

Molt fort / pensava / cada cop.
Entre mirades de cartró
tornà un somriure de debò,
és com trencar-te el cor un cop de roc.

I és com si s’encengués un foc al mig del bosc
però potser aquell dia, un dia com tants,
Quan tot m’avorria tu eres al davant,
Quan jo estava tocant a fons.

Com una tempesta va passar
I potser la lluna va donar un cop de mà
Fa temps /tant temps / però és cert

Entre mirades de cartró
Tornà un somriure de debó,
És com trencar-te el cor un cop de roc.
I és com si s’encengués un foc al mig del bosc
Al sol d’agost.

Foc al cor, foc al cor, foc al cor,
Foc dins del meu cor
Foc al cor... una trobada que crema encara.

© by Bars

Cuando tenga 64 escaques


Nadie dijo que fuese fácil, cómodo;

los que nos precedieron avisaron,

rezaban milenarios el final,

creyendo en un retén de apocalipsis,

consciente de la lágrima y del valle;

Nadie proclamó a voces las ventajas

de encarnarse por óvulos y semen;

El hombre desconoce la certeza

del dato relevante en existencia:

su momento de luz, alumbramiento;

ignora a la Eva anónima del barrio

que le dio nacimiento de su panza.

El hombre reconoce con certeza

el dato finalista de vivencia,

sin alcanzar jamás cómo ni cuándo.

De la primera estaca en valladar

sabe por referencias, nada más,

de la maza que cae, por intuición.

Los márgenes del campo donde siembra

guardan como vigías dos baldíos

que caminan de nadas hacia todos,

que caminan también por vía inversa.

Nadie dijo que fuese fácil, cómodo:

existir juega todo en ajedrez,

ni alfiles ni peones se escaquean,

a veces se oye un "jaque" que no mata,

otras el mate llega con apremio.

No importa si eres torre, si caballo,

rey, reina, alabastrino, azabachado;

procura dejar huella en el intento,

que lágrimas enjuguen tu cal blanca,

y besos te den lustre en superficie;

que tu partida sea de verdad,

en cada movimiento, inteligencia;

en cada escaque esquina para amor,

sitiado por los claros y los nublos,

con la mano nudosa del vigor.


© by I.M.C.

Levantamiento poético


Levantarse de un salto por un verso,

impelido por muelles del colchón,

dejando atrás los sueños de blandura,

de malicia, molicie, de caricia.

Brincar a petición del corazón

para plasmar de golpe una verdad

que escupir en la tinta por las musas.

Gritar como poseso ante un papel

hecho de luz eléctrica y pantalla,

espejo que refleja soledades

tan solas que no sale quien se mira,

sumido en vampirismo aterrador,

que causa la succión del escribiente

cuando, pleno de entusiasmo, de ebriedad,

se esfuerza por dar caza a mitos próximos:

Eros, Logos, Sofía, tres amigos,

que se escurren con Thanatos,

con Hypnos fraternal, con Aletheia

a tabernas secretas, esteparias.

Al ofender con garfio aquellos hímenes

que exhibe a tumba abierta una hoja nívea

se siente el escritor dentro del acto,

derramador de linfa ennegrecida,

titán inexpugnable en la batalla,

voz que persigue un eco en las miradas:

escribir no es olvido, es pura vida.

lo demás es silencio, muerte, tedio.

Tras el trance del lance creativo,

al bajar de profunda excelsitud,

recobra el perturbado su conciencia:

el vivir de las letras sí cautiva,

mas nada se compara a impura vida,

cuando se traban piernas con sudor,

cuando entrechocan puños con dos caras,

cuando respiras viento hacia una meta,

cuando muerdes un cuerpo en carne viva.

© by I.M.C.

Amor y drogas


Estuve enfermo de ti,

pero luego me curé;

Fuiste un vicio para mí,

me dejaste hecho puré.

Tu dosis no me bastaba,

crecía mi (in)tolerencia:

muscular, endovenosa,

de aspiración, subcutánea

las esencias de tu amor

casi me matan la vida,

me revienta el corazón,

o me explota la cabeza,

o me deja a cero doble.
Pasé un mono de mandril,

encerrado en mi cubículo,

escarbándome en las clapas,

cegado por tu sustancia,

botando sobre mi cama,

sin afeitarme la barba.

Mis venas estaban todas

llenas de picadas blancas,

avisperos hormigueaban,

sangre de horchata y de lava.

Chocaba con la pared

pero no estaba acolchada;

me abrí la cabeza a golpes,

por ver si el melón sangraba.

Y si me metía chutes,

torcía hasta la mirada.

Me aferraba a cada micra

de perfume estupefacto,

que salía de tus nalgas,

que salía del triángulo,

cuando empujábamos, yo émbolo,

en un túnel sin retorno.

Vertí lágrimas arrítmicas,

en un síncope de infarto.

Casi me muero, lo sé

pero así vivo, así siento,

pero así vivo, así pienso,

todas las veces que vivo,

todas las que pienso y siento.

Tengo la libertad del heroinómano,

la adicción de correrme

cien abismos que me digan

que sigo vivo, peleo;

la manía del héroe, su locura,

la sed y el hambre de chungos,

agujas de fakir dentro,

morados y moratones

me recuerdan psicotrópicos:

el cerebro me revienta

- como a dobermann infecto

que devora a dentelladas

cadáveres que amanecen

en una cama prestada -

y por eso necesito

droga dura del afecto,

mas no aquel de fuente extraña,

de camello con dos tetas

que me empeta en la matriz.

De verdad que necesito

la droga de estar en mí,

en los demás y morir,

después de inyectarme en vena

todos los años que pueda.

Aprendí de la catarsis,

cuando entré en proyecto hombre,

vestido de cicatrices,

con la cabeza afeitada

y con el alma hecha trizas.

Llevé camisa de fuerza,

y empecé a vomitar sangre

mezclada con bilis negra.

Los temblores de mis noches,

hechas de nada y tiniebla,

se escuchaban en la casa

de salud mental ajena.

Me quedaron pocos kilos,

demacrados pero limpios.

Lo que fue proyecto existe,

sudado, llorado, terso,

un hombre de piedra y carne,

independiente, curado,

con cerebelo más grande,

con ventrículos crecidos,

sin síndrome de abstinente.


© by I.M.C.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Mein Kampf


¿De mi lucha sin tregua tú qué sabes?

No me importa quién eres, quién serás,

si tu yo se te sale o se te adentra,

si tu cuerpo es de macho o es de hembra.

Puedes creer que soy un ser del gris

océano que extingue cor y testa,

un autómata hueco sin cerebro

que compra en las películas y libros

las frases que no crea ni fecunda.

Puedes pensar quizás que mis palabras,

mis brazos, mis pezuñas, mi mirada

son un montón de mierda aletargada,

mojón de la apatía más asténica,

debilidad de voz, lágrima muerta.

Imaginas que miras telas cárnicas

flácidas, apagadas, moribundas,

que bailan ritmos raros, alienados,

de son afeminado, mujeril.

"No te confundas", digo, "no te turbes".

"No te equivoques", suelto, te repito

con una calma larga, conquistada.

Lo mío no es nadar entre dos aguas,

lo mío es superar el ahogamiento.

Ay, no confundas, facha, la fachada.

Mi puño y mi cabeza son de acero

batido en el dolor al rojo vivo,

bruñido con ardor por rojo blanco.

Mi corazón, en cambio, funde el hierro.

Salí sin mucha ayuda, apresurado,

del seno de la muerte fui arrancado.

Desde el primer segundo combatí

al pelear mi causa, ya perdida.

Emergí de la sangre con mi carne:

kilo y medio de rabia con premura,

ansiosa de jadear con aire vivo.

Luego vinieron cómos junto a comas

del sopor de la línea quebradiza

que separa dos barrios de existencia:

quince días agónicos, eternos,

con un túnel de luz hacia la tierra.

Al poco se colaron las secuelas

que deja la embestida de la muerte:

a veces subsistir cuesta un riñón,

a veces cuesta tanto, casi dos.

La miseria de padres primerizos

no achica los naufragios del fracaso:

lágrimas se deslizan por el rostro

grito de compasión por propia lástima.

Cartel de enfermedad que anula acciones ,

cuidados intensivos y especiales,

urnas de afecto falso, despreciable:

cerebro de genio, cuerpo de enfermo,

prohibición de jugar, saltar, gritar;

complejos inculcados en la cuna,

ineptitud rezada cada día:

"montón de estiércol sucio, tonto, estéril,

indigno de existir, del alimento",

"enano enloquecido insoportable".

A pesar del pesar que ello conlleva,

quise vivir, amar, comer, luchar.

De espaldas al maltrato y en la cara

manos curten el cuero de la infancia,

puños ablandan rostros de estudiante,

y las correas marcan territorios.

El vergajo de lengua sigue vivo:

“patán, feo, cegato, enano, basto”.

Existir en Vietnam me dejó heridas

mas me enseñó a luchar a toda costa;

por eso, algunas veces, los petardos

despiertan los destellos de mi guerra,

y quiero matar mosca a cañonazos.

Pegarse con un padre no es bonito,

ni tener desde siempre puerta abierta

para caer en brazos de la calle

cual legionario sin amor de madre.

Coraza encastillada de cerebro,

corazón palpitante pero intacto

por una mano amiga, por un beso.

La vida resultó supervivencia,

bosque de boina verde pacifista.

Además tuve tiempo para amar,

para marchar gozoso a otras moradas,

para dar todo amor, corazonada,

y despertar al lado de mujer.

Por más que mis heridas persistieran

buscaba en el vinagre pura magia,

buscaba iluminar con ojos y alma.

Tanto tiempo en guerrilla me nubló,

y mis dagas hirieron tela blanda,

que sólo de un rasguño ya lloraba.

Tomo cuanto aprendí, cuánto gocé,

me limpio hasta la próxima ocasión.

Además estudié pero no importa,

quise tener amigos que no fallan,

mis escritos, lecturas, biblioteca,

un búnker irrompible en letra impresa.

Yo ya no tengo padres ni familia,

pero tengo mi vida y mis amigos.

Recobro mis ideas anarquistas,

basadas en izquierda y disciplina;

mato con un disparo cien fantasmas,

y conquisto mi pan sin una deuda.

Tras veintiocho años sé que existo,

elijo la vivencia sin el super-,

me libro de etiquetas y de adagios.

Trato de dar amor a cada paso,

juego, disfruto, salto, me rebelo,

hablo, comparto, canto, escucho, siento.

Nadie me roza el cuerpo con violencia,

y quien me toca un pelo, me acaricia.

Por eso vuelvo siempre con lo mismo,

al orbe todo entero le repito:

sin ser titán soy fuerte como pocos.

© by I.M.C.