Si quieren pisotear
el manto de mi carne,
morderé con los dientes sus zapatos.
Si quieren con sus dedos
dejar mis ojos ciegos,
les partiré los huesos,
derretiré su ira al rojo vivo
como Sansón tranquilo.
Si desean lustrar
a vergajazos
la playa de mi espalda,
me volveré de roca.
Si me gritan: "enfermo,
loco, merdoso, lerdo",
miraré con silencio
y sólo mi mirada
de elocuencia callada
susurrará estentórea
mi salud más robusta.
Si quieren exprimir
mi bombeo de sangre,
les vomitaré tinta
roja como la tarde.
Si quieren, si no quieren
enlutarme el espíritu,
coser puntos en boca,
les derramaré rosas,
raíces, tallo, espina,
me elevaré seguro
por sobre el horizonte,
milagro sobrehumano.
No volverá a pasar
jamás, jamás, jamás.
Si empuñan ensañados
espadas de dolor,
caminaré desnudo,
caballero de amor
hacia su corazón.
Mi coraza no existe,
mi pecho infranqueable
abre puerta a la flor.
No volverá a pasar.
Guerrero endurecido,
humilde con bondad,
ayer ya paré golpes,
las balas de revólver,
sola mi sola mano,
sin catana ni sable,
sin amigos ni hermanos.
¿Qué importa si mañana
repito esas hazañas,
qué más da?
Son lucha cotidiana
y yo ya sé luchar;
porque me sobran tripas,
huevos, coraje, vida,
para vivir y amar.
Y mi enseña no cambia,
ni divisa varía:
"Sacrificarlo todo
a la verdad".
Y si tú me acompañas,
dueña del huracán,
no dudes tú jamás
jamás, jamás, jamás
que manos entrenadas
y boca de volcán
no se cansarán nunca,
en lo que dure el trecho,
por ti, que tanto importas,
de escribir y luchar.
© by I.M.C.
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