viernes, 26 de septiembre de 2008

Vomitera poética I: En realidad no estoy tan muerto


¿Para qué habláis de mí,
si ya estoy muerto?
Si sólo queda ya el eco de mis versos
Junto a mis huesos negros.
Carne de enciclopedia
Y de homenaje
De tesis doctoral
Y de debate.
¿Para qué habláis de mí,
si ya estoy muerto?
El placer del necrófago,
El gusto del necrófilo,
¿a dónde os acompañan
mis palabras caducas?
A los vicios más duros
De un corazón podrido.
Y pensáis que eso es ciencia
O crítica de letras.
Dejad que mis palabras
Se marchen con el viento
Como se fue mi alma.
¿Para qué habláis de mí,
si ya estoy muerto?
Yo no fui perdurable
Como es Dios
Ni completé, perfectos,
Monumentos de verbos
Eternos como el cielo
Más perennes que el bronce,
Más compactos que el hielo.
¿Para qué habláis de mí,
si ya estoy muerto?
© by I.M.C.

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