¿Cómo
podemos estar
tan faltos de
fe, confianza creyente, esperanzada
en un futuro mutuo, compartido,
formando de ambas manos nuestro cuenco
donde beber, vivir, creer, crear, reír, llorar?
Tú
pones fecha
de caducidad teórica
a la lata afectiva
que entregas de conservas amorosas
tras matar con asepsia toda duda,
inviertes cual mercante en valores seguros, pagaderos.
Yo
pienso en
tu carne roja,
en el baile cardíaco;
me olvido porque quiero celebrar
un contrato de eras sin más renta
que el alquiler perpetuo de certeros abrazos.
Nosotros
estamos, somos
negocio a medias,
traspaso transitorio de emociones,
trueque de obra y servicio,
sexo, caricias, verbos, consuelo, vicios rotos;
sabemos a años vista réditos, ganancias, intereses.
© by I.M.C.
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