viernes, 12 de septiembre de 2008

Pangea

Dos ínsulas extrañas colisionan
en mar solitario interminable
y juntan carne a carne costa a costa.
Por un instante cíclico sucede
milagro geológico de cuerpos,
unen un continente los dos polos:
se liga madre tierra y nuevo mundo
por un trozo de vida de península.
Los haces que deshaces con tus brazos,
los lío yo de nuevo con mis piernas,
manojo de caricias y de besos.
El aliento alimenta sueños límpidos,
mientras sudor empaña los empeños.
Nos damos un empujón a lo eterno,
el tiempo se contrae y nace luego.
Hundimos nuestras garras en el cielo
sedientos de un calor propio de infierno;
salimos de las venas diminutos,
como átomos de Venus o gotitas,
cachorros del mordisco y de la brisa.
Buscamos el consuelo del disuelto,
fraguamos sin cemento cuerpo y cuerpo,
volvemos material un sentimiento.
Hacemos el amor, ni más ni menos.

© by I.M.C.

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