sábado, 13 de septiembre de 2008

El sentido de sentir



El destiempo desata desamores,

mientras las horas ligan las pasiones.

Los segundos de excusas no pedidas

acusan manifiestos entre infieles.

El vaso del querer nace colmado,

lo beben sorbo a sorbo o bien de un trago

borrachos de delirio y desamparo,

los primeros prefieren duración,

los segundos escogen el relámpago.

Un cuerpo de mujer o de varón

pide tantas caricias como el alma,

que sanen los rincones del dolor,

que lustren superficies de ansia lenta,

que empolven, desempolven, saquen, metan.

La succión del hollín limpia por dentro,

repara cicatrices del recuerdo,

habla cual ruiseñor, suave susurro.

Los bienes de los buenos, son de carne,

son de palabras, luchas y de bailes.

Del círculo del ciego no se sale,

sin báculo de sangre de donante.

Tu sangre hacia mi boca en el mordisco,

tu sangre hacia mi boca se derrame.

Mi carne por tu carne, dulce sable.

Tu carne entre mi carne, dulce valle.

El cartón donde duerme siempre el pobre

sin trampa le cobija transitorio,

el pobre corazón a la intemperie

persigue las riquezas coronarias

que ofrezca en desnudez un caminante.

No acepta la limosna porque da

y en cada donación así recibe

en lugar de migajas un pastel

de afecto enriquecido con la piel.

Sentido de sentir, único válido,

orienta al sol naciente de la vida,

el pensamiento es sólo un aderezo,

como un topo que escarba en su neblina.

¡Siente de pie, sentado, caminando,

tumbado, por los aires, siente a nado!


© by I.M.C.

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