La sustancia de los tristes
aflora flor de ceniza
y savia de sabio amargo;
la sustancia de los tristes
verbos, besos, existencias,
libros, cantos y sirenas
reboza con unto el cuerpo
y lo encala con cal negra,
como pizarra de penas.
La sustancia de los tristes
es un magma hereditario
mezclado con el llamado
de vocación voluntaria.
La sustancia de los tristes
retuerce pero no parte,
aprieta pero no ahoga,
se retrasa sin demora,
revuelca sin beso en carne,
en revolcón de vinagre.
Materializa somática
los gritos de cualquier Munch
que de amor se desgañita.
La sustancia de los tristes
recorre de tiempo un lapso
con una prisa tardía
que sin rumbo se derrumba
en segundos que se pierden
en pozo de noche y luna.
La sustancia de los tristes
cabalga por entretelas
hechas de carne y de sangre
y brota del corazón
sombrío de ciega tarde.
La sustancia de los tristes
amasa gris el cerebro
instalada entre dos mundos,
sabedora de lo eterno,
vividora de lo efímero:
lo primero es el segundo.
© by I.M.C.
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