¿Por qué la alegría está prohibida
entre los hombres rectos sin mancilla?
Tanto miedo produce abrir la boca
para enseñar los dientes sin malicia,
sin ganas de morder el rostro hermano,
sin ganas de gritar, de maldecir,
sin querer vomitar mierda en regueros.
A batiente mandíbula, feliz,
transformar con la gracia de la gracia
un segundo de gris en arco iris.
Los hembras de la ley, pastoras divas,
ocultan la comedia aristotélica;
los hombros del sistema aparatoso
temen la dicha floja de la risa,
pues huele a libertad aligerada,
suena con su redoble de ironía,
cual heraldo insumiso de conciencia.
De la estupefacción anonadada
obtiene carcajada saber libre,
que juzga, que critica, que decide.
© by I.M.C.
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