A la caza y captura de un afecto
siempre prófugo, díscolo, dilecto,
los machos y las hembras desesperan,
animales en jaula capital,
condenados a triunfo predatorio,
absueltos del fracaso pecador,
buscan en la manada su querencia
que la carencia cubra a discreción.
Cupido seducido con las garras
no temas si te agobian, te persiguen,
si te esculpen esputo expectorante
con su boca babosa o desdentada.
El nomo más pequeño quiere amor,
el gigante más alto quiere amor,
el nazi más macabro quiere amor,
el anarco más libre quiere amor;
el rico, el presidiario, el mendicante,
el pobre, el carcelero, el dadivoso
ansían avarientos medio gramo
del lazo que aprisiona sentimientos
de deseo admirado mutualista.
No caben los reproches, mis hermanos,
no se permite el juego especular.
Si llaman otras almas de hambre tierno
a las puertas de cuerpos que son vuestros,
abridlas sin demora, sin prejuicio,
si sentís en el aire olor a rosas,
si el silencio no pesa por henchido
de vocablos no dichos mas sentidos.
© by I.M.C.
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