miércoles, 31 de diciembre de 2008

Ordenada soledad

El susurro de una máquina
acompaña a tus nostalgias,
ansias de volver a casa.
Tus alegrías de bits
suenan como un llanto eléctrico.
Esperas en tu perfil
Encontrar a un ser humano
que sepa lo que es sentir,
pero te fallan las manos
por la artrosis de teclado,
por tu frío enajenado.
Esperas una respuesta
a tu correo masivo
de personas encarnadas:
Alguien cuya alegría no te hiera,
que sepa compartir media sonrisa,
con azúcar de caña entre dos lágrimas,
junto a dos hostias fuertes y saladas.
Disuélvete entre sueños, muérete.
Renace en la mañana como un fénix,
olvida lo que sabes cada día,
nada en caricias frescas de lechuga,
sumérgete en azules primaveras,
y no pierdas la carne que no comes,
la carne viva y tersa que te abraza,
la carne viva y dulce que te muerde.


© by I.M.C.

(In)esperado retorno a las palabras

Un juntaletras cegato

pierde en tiempo en otros cantos,

ratón de libros ajenos,

de biblioteca mitómano.

Recitación memorística,

o recensión bibliográfica

de palabras que están muertas.

Leer roba pensamientos,

leer roba sentimientos

para cien vidas ficticias

de un zombie, muerto viviente,

que se nutre en el pesebre

de un pienso que no es el propio.

Si no existe amor mayor,

que la vida con sus roces,

con sus lomos tan desnuda,

con sus puntas paginadas,

si no existe más que el tiempo

con mi carne entre tu cuerpo,

dame un beso y cállate,

dame un beso y háblame

que lo nuestro es un silencio.


© by I.M.C.

sábado, 15 de noviembre de 2008

La exclusiva materialidad del amor

Demasiados siglos llevan
los filósofos hablando
de sustancias amorosas,
quintaesencias de quereres,
sentimientos y sentencias,
intelectos de nobleza.
¿No basta naturaleza?
La mirada de terneza,
el beso de macho y hembra,
la caricia en mano tierna,
el abrazo a cuatro piernas,
montes de curvas venéreas,
el encuentro del esperma
con su cárnica caverna,
el hacer al otro digno
objeto de la querencia,
sin hacerle cosa a secas,
entidad masturbatoria.
Lo demás, en pura hipótesis,
es resuello que se pierde
por boca de quien no besa
(hablador de diente y lengua),
por mano que no acaricia
(al ser de ilustrado escriba),
por sexo de quien no folla,
(contemplador de la ascética,
paparruchas metafísicas)
por dos ojos que no miran
al cuerpo que se presenta
(contentos con su ceguera).

© by I.M.C.

Lo imperdonable

Jugando a definiciones

del filósofo lingüista,

alborean conclusiones

que punzan como una aguja,

como una abeja asesina.

Desde la ciencia más neutra

"imperdonable", adjetivo,

formado por un preverbio

negativo en sus acentos,

formado por un sufijo

que indica pasividad,

un poder ser afectado,

el sustantivo en la base

remite al perdón humano,

remite al perdón divino.

Recoleto significa,

sustantivado adjetivo,

todo aquello que no puede

ser sometido al perdón.

Tome quienquiera el principio

de vida que en él encierra

y reconozca, en crudeza,

imperdonable coherencia:

que quien vulneró las reglas

fina, fallece, se va,

no importa de cuanto precio

fue lo que dio en el pasado.

Sin perdón y sin clemencia,

para el yo ni los demás,

sólo existen las dos reglas

que sí impiden perdonar:

desamar, retirar besos,

o no amar, no dar lo justo.

Pues, toda conculcación

del sacro pacto de amor:

maltrato, muerte o ausencia,

mal sexo, peleas, tedio,

no da cabida al perdón.

© by I.M.C.

El fin del mundo y su finalidad

El fin del mundo está lejos

para quien cierra los ojos;

el fin del mundo está cerca

para quien, terco, no cierra,

por saltar verjas y cercas,

de verdades y de ciencias,

axiomáticas lindezas.

Cada segundo apresura

su paso de ritmo vivo

por dejar atrás el tiempo

pegando un tajo al ayer:

el corte entre dos minutos

abre un abismo incolmable,

de muerte vivificante.

El progreso de lo humano

significa hacia delante,

pero no mejor, más grande.

La finalidad del mundo

se busca en principio activo,

la finitud de la fisis,

que conlleva la catarsis

de existir sólo un ratito,

imperfecto acabamiento.

La finalidad del mundo

se confunde con el fin,

un camino en que confluyen

los objetivos divinos

con la nada del no-ser,

donde Dios no muestra esencia

porque su estar es de muerto.

El que cruza por aquí

busca muerdos de ternura,

sales de amor y de lucha,

platos de fuerza o fortuna.

Quiere salir de espesura,

abrir un claro boscoso

donde vivir vida buena.

Quiere que la luz penetre

entre ramas enmohecidas,

de vida grisácea y fina.

La querencia sin paciencia,

si el fin del mundo está cerca,

queda machacada y yerta,

sólo queda la certeza

de quien vive sin cabeza

y dice, con aspereza,

que ignorancia es su sapiencia.

La querencia sin paciencia,

si el fin del mundo está lejos,

se pone tensa y erecta,

cada día busca pozos,

donde adentrar caña y pesca,

sabe que sabe y que goza

entre los cantos de libros

y las esquinas de mozas.

Vivid sin una apetencia

y apeteced vuestra vida,

que es muy corta la partida

y muy larga la derrota

del cadáver en la lona.

© by I.M.C.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Modos del tiempo

El tiempo cronológico nos dice

con lógica aplastante, irrefutable:

los años que se cumplen quedan lejos,

mayoría de edad, licenciatura,

carné de identidad matriculada:

la madurez ficticia que se compra.

“Yo ya viví, sufrí, ya sé que sé,

no pretendas, amigo, dar lecciones,

que en mi vida yo soy protagonista,

dueño de mi presente, de mi sino”,

normalmente especial, un ser distinto,

busco cumplir los retos que me imponen,

discurrir por la vía del mar muerto,

domado en un canal de aguas fecales:

me compraré una casa en la que aloje

mi pobreza de espíritu, mis fantasmas,

alguien que no conozco mas me acepta,

recuerda con su tacto algo cercano

al amor de verdad, al que te nubla;

casaré mi futuro a una hipoteca,

esa será sustancia, esa mi esencia;

los niños vendrán luego, y transigencia,

infidelidad mutua en pensamiento,

auxilio en los sentidos que motive,

luego tendréis, quizás, nadie lo sabe

secretos en alcobas hoteleras,

amantes de otros mundos paralelos;

el precio del silencio os hará libres

de compartir colchón sin medio beso.

Compraré familiares coches grandes,

juguetes de los niños, cien pañales,

perpetuaréis la especie con querer,

sin querer, por temor a soledad;

andaréis los caminos más trillados,

opciones ya prescr itas desde antiguo,

pensaréis en dinero y en la herencia

de la abuela y los hijos, la genética;

osad con osamenta en rebeldía,

a machetazo limpio entrar en selva,

emborronar de tinta lienzos nuevos,

describir trayectorias subatómicas,

andar sin recostarse en poyo apoyo.

El tiempo cronológico limita,

circunscribe la vida a margen, tedios;

el devenir biológico sojuzga

a quien castiga en cuerpo el odio ajeno,

a quien devora muerte en lata abierta;

el devenir biológico libera

a quien se pule verdes estructuras,

a quien sonríe al mundo, aunque le duela.

El tiempo de oucronía es el presente,

el que está sin estar, el que cabalga,

de eternidad dudosa, pero cierta;

el que permite hacer una escultura

de proyectos sin tacha y convertirlos

en un sendero propio que florezca,

por el aroma loco a independencia,

libertad del filósofo, del solo,

fortaleza del duro de ternura,

abanico infinito de personas,

abanico infinito de objetivos.

© by I.M.C.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Invierno y verano

El frío del invierno contrae cuerpos,

que se suponen fuertes y cercanos;

las gotas de la lluvia duelen menos

si otras manos me peinan un paraguas,

si los dedos de carne, pías púas,

rastrillan mi piel gris de otoño muerto,

la capa macilenta de hojas ocres

que tapiza mi telas, vello y manto;

¡qué tierno tu badil en mi carbón,

tu escoba en mi basura paseando,

mi mierda entre tus manos, mis negruras!

Debes de estar muy ciega o muy borracha

por musitar melosa, que está bien,

que otras noches de invierno yo te tapo,

te limpio las migajas de las penas,

y te preparo al horno pan de besos,

que devoras mordiente, voz famélica.

La humedad hibernal cala en mis huesos,

y pienso en hivernar, pereza de oso,

recogerme en guarida de tu abrazo,

resoplar en tu pecho mis ronquidos;

la humedad hivernal me hiela el alma

pero el fuego vidrioso de tus ojos,

se cuela en los resquicios de mi aliento,

me enciende con su brasa y no me muero;

al menos esta noche, no me muero.

El calor del verano nos ensancha,

dilata la distancia del olvido;

todo florece fresco, todo es nuevo;

chutas de una patada abrigo antiguo,

piensas en un bikini que presente,

un bañador bien prieto que se ofrezca,

los ganchos y agujeros del placer

para pescar, verano, peces presa.

Soledad al calor te duele menos,

saltar de flor en flor, polinizar.

Ya llegará el iniverno de rebajas,

con su crujir de dientes y su llanto,

si no administras bien conquista estiva.

© by I.M.C.

sábado, 25 de octubre de 2008

Musa en mesa

Las musas que en la mesa me follé,

con las ansias hambrientas del licántropo,

cuya soledad pánica le aloba,

son fusión femenina de una idea.

Al lado de cuchillos y cuchillas

que cortan pan de molde o vida en vena,

aposentó su espalda, mariposa:

al principio quería destruirla,

matarla como a mosca, de un impacto,

aplastarla con peso y frenesí;

pero temprano, pronto, me rendí:

aquella enemistad nos complacía,

una pelea ardiente nos llenaba

los recipientes secos de alegría,

vacíos de las lágrimas sexuales;

yo era tábano vivo de punzada,

ella, Ío, gozosa del tormento;

- hembra de especie humana en apariencia,

guitarra musical de cuerda armónica -

aquella fue primera, más llegaron,

y todavía hoy, siguen llegando.

Las musas que en la mesa me follé

fueron, algunas veces, de papel,

mujeres de presencia restringida,

de existir contingente y más turbado,

esculturas de letras y de aliento,

variaciones del tedio sobre un tema;

fueron, algunas veces, encarnadas,

peones irredentos de mis nalgas,

torpezas implorantes de cariño,

picotazos al alma del amor.

© by I.M.C.

La mouse en la musa

¡Cuántos besos pasaron por tu boca,

cuántos muerdos comieron tu piel toda;

cuántos dedos pasearon con sus yemas;

por ángulos redondos de tu cuerpo;

cuántas manos rendidas te peinaron;

cuántos ojos quedaron sin mirada,

perdieron parpadeo al ver tu rostro,

congelaron la imagen imposible

de la beldad huidiza que te encubre;

cuántos hombres batieron, alquimistas,

en tu roja marmita plata blanca,

de tus minas el jugo más fundido;

cuántos duendes oyeron esa música,

al salir de tus labios pitagóricos,

que detiene del tiempo y de los ríos

el correr afanoso hacia la muerte!

No sé si eres constructo de un poema,

el sueño de una idea en mi cerebro,

pero sé que me creo lo que siento,

pero sé que en ti creo, si te veo,

y sé que ser contigo quita penas.


© by I.M.C.

Deseos del id deliciosos

Cuando en medio de catarsis

afloran los lapsus linguae,

se encabalgan tus palabras,

se trabucan trabalenguas,

y la picha se te lía.

Deseo traicionero te persigue:

llama siempre a tu puerta, crees que ha entrado,

no le das esquinazo al esquinado,

no es malo, ni es infiel, ni es mal amigo,

es lo mejor que tienes: lo que quieres;

te grita, soy y estoy, no te equivoques,

porque son muy certeros mis equívocos:

la apetencia de besos, sexo, cama,

la querencia de juegos, risas, llamas,

emerge, montacargas, del cerebro.

Catarsis se desdobla en sus sentidos:

catar quico de clítoris bien fresco,

mascarlo entre los dientes, relamerlo,

cada grano de sal, ensalivarlo,

para que cruja a gritos su estructura;

taquicardia de rápido latido,

por vivir al galope lo que es nuevo,

con una prisa sana en mil proyectos,

con el bullir nutricio de la mente.

Navegar por la Estigia de neuronas,

una sopa caliente de foie gris;

descubrir que a traición uno es poeta,

un rey de rimas nobles o raperas;

preguntar las preguntas más oscuras,

responder con las luces que son propias;

son tres momentos bellos sublimados

del despliegue del alma, psicoanálisis.

© by I.M.C.

El (sin)sentido de la vida

Buscas, tonto, el sentido de la vida,

que pasa sin sentir, sin darnos cuenta,

y nos rinde con réditos adversos,

un balance que salda a precio bajo.

El sentido, se siente, está perdido,

no es nada externo a ti, porque deviene

al modo de las obras de albañil

que extiende sobre el suelo su escultura

de portland, argamasa, grava y agua.

No creas en argucias filosóficas,

el timón de la vida no reduce

las opciones alternas a una fórmula

de responsión unívoca certeza,

el vivir adereza sinsentidos,

manías circulares y centrífugas;

a veces estás loco, de psiquiátrico,

mas nadie cura tu alma, que se pierde,

los fármacos sojuzgan tus fantasmas,

sueltan riendas a tristes presidiarios.

A veces estás cuerdo, de sistema,

prostituyes tu vida por un sueldo

que te aproxima al suelo, que te aliena,

deja tu libertad en manos de otro,

te pone culo en pompa a cuatro patas,

en sodomía impuesta sin placer;

Si repentino zen te parte en dos,

buscas el sinsentido de la vida,

camino que te rige en la distancia,

brújula del principio rectoral;

tu dirección que sopla con la boca

te conduce del viento cardinal

al punto volitivo que tú escoges;

si tu deseo impacta contra un muro,

aprendes que tu yo posee lo tuyo,

y olvidas circunstancias derrotadas;

afirmas sobrehumano tu natura,

buscas otros quereres y otras dunas,

otras pruebas, batallas, playas vírgenes,

miríadas soportas de rechazos

pero tras cada hachazo del destino

te coses los muñones y caminas,

no claudicas, aun cojo, no claudicas,

no tuerces la mirada, aun bizco, miras;

la bondad del titán, moral, ingente,

endereza tu ruta, tu estar libre

en mundo verdadero, aunque se hunda.

Cojo, nestórea tienes senectud,

pero conservas, roble, fortaleza,

hercúleo batallas a caballo

de Troya que está henchido de valores,

saber de buena sangre, resistencia,

saber de buena tinta, tus ideas.

© by I.M.C.

viernes, 24 de octubre de 2008

Yin yang heracliteo

Le guardaste dos palabras

por si decirte quisiera

que la tierra no es tu tierra,

un rincón de desperdicios,

en lugar del no lugar,

piscina de negra ciénaga.

No perteneces a ella,

te estructura y te resguarda,

allí te asientas y creas,

entre sus lindes reniegas.

La sede recoge, madre,

un saco de utopías

que constelaciones alzan,

se desplazan divos astros

en transporte circular,

con regulado rigor.

Tú moras en las estrellas

cuando pierdes la mirada

que se estalla contra ellas,

el desastre te devuelve

como puñetazo diestro

a la vida del bostezo.

Macerados en delirios,

por la lluvia apuñalada,

hoces de hielo y vinagre,

tus dados das objetivos,

subjetivos das tus datos,

te encaras sojuzgamiento,

te refrenas estampado,

y lanzas el cubilete,

con sus planos infinitos

y su superficie única,

el azar que redondea

en suerte de toro muerto

tu posición aleatoria.

Cierras los ojos y mueres

para el segundo que pasa

en la vida que se escapa.

Cierras los ojos y vives

para el segundo que nace

en parietales demiurgos.

¿Qué dos palabras guardaste,

a quien calla por respuesta

en un silencio que cuenta?

Las dos palabras binarias,

de complemento sin fin,

las necesarias entrambas:

padre, madre, luna, sol,

cielo, tierra, valle, cumbre,

vaina, espada, guerra, calma,

muerte, vida, todo, nada.


© by I.M.C.

sábado, 18 de octubre de 2008

El placer de morir viviendo

Desde la esquina absorta emparedada,

miras al otro lado tu reflejo,

piensas, mente confusa, que eres tú;

tu cerebro remira su conciencia,

con el estupor triste de ser otro,

con el estupor loco de ser nadie.

Un sensacional flujo de vivencias

dispuestas en concéntricas estancias

pasa por ojos tuyos de fe fiel

en la verdad de ser un yo distinto.

Eres el pensamiento de otros entes

alojado inquilino en cuerpo a renta;

todo aquello que sientes, ves y piensas

lo guarda en sus neuronas la cabeza

de otra persona ciega en las antípodas;

espalda contra espalda estáis los dos,

mirando al horizonte con rencor,

andróginos castrados por un dios,

privados de autarquía genital,

hermafroditas faltos del encuentro.

En la sala del estar que es el planeta,

el juego de las sillas arrebata

la esencia, vuestro jugo, vuestra enjundia.

Mientras tanto vivid, sea cual sea

el dueño de existencia o libertad,

estad siendo en el suelo del aquí.

No renunciéis a nada de ese todo

que el vacío acaricia sin un límite.

¡¡Morid cada segundo con deleite!!

© by I.M.C.

lunes, 13 de octubre de 2008

¡¡NO!! De oca a oca: de coño a coño, de polla a polla

Tu mirada, tus manos perfuman las
estancias de desesperación;
en ti albergas las ansias del planeta,
del mundo entero todo, la pulsión.
Tu jadeo sereno lanza al vuelo
un temblor de mendigo con su sin
pena ni gloria vacua, estupefacta.
Saltas, chita mandril, culo pelado,
de la verga a la verga, tarzanesca,
lianas que los maromos te sujetan,
en busca de apetencia y de cobijo.
Yo soy orangután, níveo copito,
buscando una odalisca con cerebro
que persiga mi cuerpo con sus sueños,
alpinista colgado de su sexo,
en un juego de dedos y agujeros.
Pero quiero limpiarme con catarsis,
no edificar un puente femenino
que me lleve autopista a cielos otros
y que se quede atrás como peldaño,
trasmutado de carne en hormigón,
una cosa sin sangre, cuerpo inerte,
un pañuelo de semen, sin futuro.
No me permito ritos irrisorios,
fundados en abuso de la máscara.
Yo prefiero luchar contra mi sombra,
retirarme al retrete con mi vómito,
abrir con alicates los tumores
para escribir en otra folios nuevos,
pensado que el mañana es sólo nuestro.

© by I.M.C.

0, 1, 2: 3; 0, 1, 2: 3

Somos lo que somos solos

hasta juntarnos con otros.

Entonces somos los dos

y en la suma de tú y yo

cabe un nos que comunica

el sí tuyo con el no

que supongo que sí es mío.

En alteridad idéntica

edificamos hogares

de identidad alterada,

mano con mano distinta

fango, lodo, tierra, grava.

Psique de encastillamiento,

alma diversa y compleja,

la expresión de vida mínima,

la celda unicelular,

se deshace por hallar

alguna pluralidad.

Dos átomos hoy se encuentran,

gotas de mercurio unidas

en un proyecto común

de máscaras desveladas

que renuncian al telón.

El individuo indiviso,

cifra santa de la mónada,

el número primo divo,

cuya raíz es sí mismo,

se suma y se multiplica

para volver luego al cero

de inexistencia binaria.

© by I.M.C.

Mares aislados

Te dices al espejo respondente,

de tus ojos vidriosos, estañados:

eres barco sin rumbo, sin derrota

un islote que deja que lo lleven

los embates del agua de la sal,

un errático Ulises sin Penélope,

sin hembra que le espere tejedora;

un errático Ulises sin nostalgia,

sin ingenio, sin cerdos, con mil marcas;

un islote sin ancla, en desarraigo,

el soplido de Zeus nube te mueve;

la bañera del orbe te succiona,

desde el desagüe sorbe, te aniquila;

Dios no existía, no, cuando naciste,

Jesucristo tampoco, caminante,

patinador del líquido elemento,

dador de pan, pescado, de maná;

ellos llegaron luego, ¡ya sufrías!.

Naciste de un encuentro entre dos nadies,

cuyas sombras fundieron confundiendo

los esfuerzos de carne en otro sueño.

Tu morada está dentro del afuera,

sobre un abismo plano de salobre,

cuyo fondo se esconde por tus almas;

dejan ellas espumas encaladas,

navegan la saliva de su vida.

Ínsula extraña, libre, solitaria,

rebotas contra el margen de tus límites,

- un alambre de espinos invisibles -

donde ejerces, demiurgo de la nada,

la estabilidad frágil, movediza.

Subes al trampolín que te conduzca

a tierras que divisas en distancia:

a veces caes a peso sobre lava

de negritud azul, verde, morada;

allí mueres de ahogado aburrimiento;

a veces saltas alto mas la soga

del aire de los dioses te estrangula,

ahorcado por soberbia iluminada.

las menos de las veces lo consigues,

con la fe del ataque, que no ofende,

sobrevuelas islotes alienados,

de posesión diabólica, sin amo,

mendigos de exorcismo enamorado,

conjura de palabras, besos, sexo.

Caes sobre tierra muelle, receptora,

semillero de lluvia que fecunda,

y la siembra te nutre hasta otro salto,

otro derrape en isla que te salve,

otro chapuzón negro que te mate.

© by I.M.C.