sábado, 2 de agosto de 2008

Presente pasado futuro

El acorde del recuerdo

despierta en ti viejos mundos;

la música del olvido

rememora disco antiguo;

el haz de ondas cerebrales

desplaza al tiempo portales;

la memoria de la vida

especula con la muerte

en un espejo que es cóncavo;

miras, rostro submarino,

usando tu periscopio,

y descubres por detrás

los pasos dados, pisadas;

el aroma se deforma,

el sabor se vuelve añejo,

pues lo enrancia la memoria.

La mirada al pasado

sólo enseña lecciones

una vez, siempre vitales.

Lo demás es un fetiche,

o consuelo parafílico

de zombie zumbado, loco;
el tiempo siempre camina

con un andar portentoso

sin retorno a lo ya escrito,

al terremoto de ayer,

al maremoto del siglo,

a las guerras del egipcio.

La cabeza soterrada

de hombre, hembra o avestruz,

no te sirve de defensa;

el tiempo es inocente, como tú;
el tiempo pasa, discurre,

fluye en presente de río,

y cuando pasa es pasado,

y cuando pasa es olvido;
hora, minuto, segundo,

el tambor del universo

sonó, suena, sonará;

cuando vueles aguerrido,

por autopistas celestes,

posa tus ojos de águila

en la rosa de los vientos,

sobre el mundo del futuro,

en los aires de lo incierto,

en la sangre, nueva mente,

y ten morriña de vida

todavía no vivida;

la pretérita mochila

puede lastrar tu camino,

conserva lo necesario,

y vacía lo sobrero;

marcha con brazos abiertos

al compás del nuevo péndulo

y verás libre de hipnosis

senderos de amor y lucha.

El futuro es un deber,

te lo enseña la gramática

histórica libertaria,

infinitivo presente

unido al indicativo

conjugado en voz activa

del verbo auxiliar “haber”.

El futuro es un deber:

Si conjugamos los dos

resulta mucho más grato:

amar-hemos, luchar-hemos,

soñar-hemos, vivir-hemos.

© by I.M.C.

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