Hombre horizontal se yergue
oxímoron paradójico
de destinado albedrío
roca esponjosa volcánica
de dura fragilidad.
Si el corazón se enternece,
de carne el sable resuelve,
reconcilia diferencias,
enturbiando cristalino.
El cerebro sueña ideas,
que el estómago celebra,
festín de neuronas gástricas.
El alma de veintiún gramos
busca penetrar cavernas
de carne joven y tersa,
mientras apéndice vivo
solo busca la caricia,
sólo busca lo sublime
con un soplo vaporoso
de sonoroso silencio.
La escisión se reproduce
de estrella de mar costumbre,
cada corte te remienda,
cada pinchazo te zurce.
Burgués de proletariado,
monarca republicano,
sangre azulada de horchata,
masa personalizada
de apropiada alienación;
la ropa de buena marca,
ajustada, marcadora,
y si engorda la cadera
regalo a beneficencia;
ecologista de fábrica
de neutrones y protones,
reciclador sin envase,
una bolsa de basura;
progresista reaccinario,
de lametón arribista;
lector de caducidades,
Marca, bonos, propaganda,
conservador de incunables.
Somos nosotros, tú y yo,
dos perdidos peregrinos,
sin GPS vital
que caminan con temor
de valentía flemática
hacia la senda no escrita:
la ascensión a los infiernos,
y el descenso hacia los cielos;
deja estela de miguitas
hechas de pan y esperanza
por si, raro privilegio,
retornamos al camino
que si bien parece recto
guarda recodos torcidos.
© by I.M.C.
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