sábado, 16 de agosto de 2008

El discreto encanto de la locura


Coloco mi coco loco

sobre el potro de tortura

del escritorio marmóreo

y dispongo guillotina

de papel y tinta negra.

Al rico coco del loco,

nutritivo pero amargo,

con sabor descomunal

de muerte por una idea.

Con amencia languidezco

en proceso sin sujeto,

que condena a las bailongas

neuronas que se rebotan.

La corriente cerebral

fluye sin cable ni tuerca,

su choque me electrocuta,

y me chamusca la entraña;

astillándome los tuétanos,

me deja de razón huérfano;

mientras, mi meme se apaga.

El apagón descoloca

las luces del farolero

y la lengua se le traba

en una pluralidad

de máscaras que enmudecen,

yo soy él, y soy los otros

personajes de mi drama,

soy la piltrafa de Dios,

soy el dios de la piltrafa.

Aletómano me llaman,

un loco de verdad loco,

a quien las curas desahucian

y los curas amonestan

por enfermo terminal

que cava su propia tumba

de metástasis tediosa.

La fascinación de outsider

les dura cuatro segundos,

cuando se internan me internan

por mi mente manicomio,

laberinto de fantasmas

sin algún hilo de Ariadna.


© by I.M.C.

No hay comentarios: