Camino tortuoso y torturado,
todas las horas hieren por sistema,
la postrera te mata puntillosa.
Desde el primer segundo pessoano
- le comenta Diablesa a su Mariano -
en que el esmegma impregna
el huevo del espécimen mamífero
comienza la carrera lenta y ciega,
- perdón apuntador, corrige erratum:
esperma, lapsus linguae que da vida –
aquel desintegrar que integra al nato;
que el cuerpo si es viviente y circulante
lo es por lima crónica de células
que carcome mordiente por fricción.
La vida permanece en tanto en cuanto
la desintegración no sea cierta,
total, completa, sádica, perfecta.
La cifra matemática estadística
que media entre emerger y sumergir
dista, puesta en segundos, infinitos:
doscientos mil millones más el pico,
eso son ochenta años bien medidos,
si no llega suicidio, enfermedad...
deceso prematuro de interfecto.
Entre el “pip” que principia cronométrico
y el gong del K.O. de lona cadavérico
lo que cada cual ponga es arbitrario,
depende de uno mismo y del entorno,
de la flor del trabajo y de la suerte,
del afán amoroso de verdad.
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