miércoles, 30 de julio de 2008

Coces y polvos


La llanura tamborea
por las coces en el suelo,
los cuerpo que están de pie
pisan a los desvalidos,
armarios desvencijados,
restos de arrestos humanos;
el polvo de la planicie,
como caspa de la tierra,
lo peina peine de sable.
El buitre otea lejanos
horizontes encarnados,
se abre paso con el pico
desgarrando carne muerta,
anhelando carne viva.
La marea de borregos
es manto de blanca lana,
es sábana tersa y casta,
donde noble stracciatella,
refulgen ovejas negras
con cerebro y sangre en vena.
El pesebre de las bestias
no distingue coprofagias,
y los bichos, ¿inocentes?
comen mierda recogida,
comen paja sin sustancia
y caca precocinada.
El rayo nunca fulmina
con su saber repentino
a quien no camina solo,
a quien no corre noctámbulo,
a quien huye de lo eléctrico.
La llanura tamborea
por los besos en el cuerpo,
por los polvos en el suelo,
el abrazo de hembra y macho,
que de igual a igual se encuentran.
© by I.M.C.

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