Te conocí una tarde como otras.
tu lengua tan distinta ya fue un reto,
tu estatura, tu pelo, tu actitud,
tus ojos, tu sonrisa, tu mirada,
tu ser fresco, franco, seguro, vivo.
Nadé, virgen, pequeño, desvalido,
por turbulentos mares de deseo,
preñado de dolor y soledad,
quería recibir, y dar, el placer del instante
quería recibir, y dar, un amor grande.
Nadé sin atreverme, sin osar,
derramador de espuma solitaria,
inmerso en vaguedades temerosas.
© by I.M.C.
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