Qué noche, larga y cruda, inexpugnable,
las neuronas no abrigan, sólo piensan,
la sinapsis sinopsis nada vale.
Esperando una caricia
se traspone mi sustancia,
gorgoritos nos acunan,
mis ronquidos hasta el alba,
gorgoritos nos acunan,
a mi soledad y yo,
abrazado y abrazada.
Esta noche no me quieres,
esta noche nos separa
una línea delicada
la que dista tantos metros
entre mi casa y tu cama,
entre tu cama y mi casa,
No será aquesta noche,
¡qué desgracia!
no habrá ni besos tontos
ni las dulces guarradas,
ni las dos horas locas,
ni los cinco minutos,
ni el "perdón, me he corrido",
ni el "cabrón, que no llego".
Hoy ordenaré mi sexo,
hoy ordeñaré mis metros,
levantaré en tu honor un parapeto,
la tienda de campaña solitaria;
las horas de esta noche, pues no vienes,
cincelaré tus besos en imágenes,
consuelo miserable de soñarte.
Penelo, penique fuera
moneda de tu desdén,
perro que ladra a tu puerta;
la cabina de la esquina
me devuelve tu voz nueva
pero yo me siento Ulises
en la noche más abyecta.
No será aquesta noche,
¡qué desgracia!
Serás carne de poema,
carne de cañón y letras,
estigma de desmemoria.
Recorreré la noche de sirenas,
en busca de la sima que me acoja,
que entienda mi congoja por tus besos,
y buscaré en las rocas tu mirada.