hacia rocío, calima,
tiene la ventaja, sana,
de ser faro en la deriva.
La luz del norte ilumnia
los chaflaones, las esquinas,
los senderos andariegos,
los rincones para besos.
La luz del norte, que siento,
susurra, con soplo fresco,
obviedades o secretos,
noticias, hechos, rumores.
La luz del norte, sin soles,
madruga por la mañana,
mas se acuesta a hora temprana
en un lecho de nostalgia.
La luz del norte, te falta,
como sobra la añoranza
que sientes por la mirada,
que sientes por la fragancia.
La luz del norte se sacia,
al hendir sablazo lúcido,
sajador de sueños pútridos,
en los ojos y persianas.
¿Dónde estás, oh luz del norte?
¿Dónde estás, dulce mirada?
¿Dónde estáis, soles, fragancias?
Muertos en la oscuridad,
vivos en nuevo mañana.