Se acabó lo que se daba,
y no hay nada que decir;
se acabó lo que te daba,
mas quisiste despedir;
se acabó lo que me dabas,
y yo me quise morir.
No me vale ver mi nombre,
labrado en mármol libresco,
rendición de cuentas tontas.
Ya no importa, ya da igual.
Ya lloré, como los otros,
que no soy excepcional,
triste mar de palangana,
henchido de vientos e ira,
furioso como huracán,
despreciado como can.
Yo que ya tenía el alma
bastante despedazada,
ya conozco de memoria
todas las canciones tristes:
me dejaron la mirada
más negra que de costrumbre,
de desencanto tiznada,
carbón sin dulzura reina.
Me digo, curiosamente:
"casi te mueres, amigo,
pero, joder, sigues vivo.
No bizquees por belleza,
elige con tiento y tino,
que para andar el camino,
calen cuerpo, cor y testa".
© by I.M.C.
y no hay nada que decir;
se acabó lo que te daba,
mas quisiste despedir;
se acabó lo que me dabas,
y yo me quise morir.
No me vale ver mi nombre,
labrado en mármol libresco,
rendición de cuentas tontas.
Ya no importa, ya da igual.
Ya lloré, como los otros,
que no soy excepcional,
triste mar de palangana,
henchido de vientos e ira,
furioso como huracán,
despreciado como can.
Yo que ya tenía el alma
bastante despedazada,
ya conozco de memoria
todas las canciones tristes:
me dejaron la mirada
más negra que de costrumbre,
de desencanto tiznada,
carbón sin dulzura reina.
Me digo, curiosamente:
"casi te mueres, amigo,
pero, joder, sigues vivo.
No bizquees por belleza,
elige con tiento y tino,
que para andar el camino,
calen cuerpo, cor y testa".
© by I.M.C.