domingo, 11 de octubre de 2009

Un poema con Fausto Leali


Ha terminado, lo sabes,
porque las nieves empujan
el rescoldo de las tardes.
El espejo te refleja,
acompañante inclemente,
que destapa las arrugas,
que señala los lunares,
que se columpia en tus canas.
No se dibuja en mi rostro
la sonrisa tierna y pilla
al mirar la curvatura
de tu regazo y tu nuca.
No bebemos las palabras
a sorbo calmo, secreto,
de la boca compañera.
No compartimos los sueños
que se duermen en la almohada,
que se pierden en la nada.
No nos queda ni esperanza.
¡Quién pudiera recobrarla!
Solo pido, en la nostalgia,
haber dejado en tus ojos
mi vida con su fragancia.

© by I.M.C.